LUZ EN LA TEMPESTAD

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Negros nubarrones se avecinan,

Ve el libro tras la ventana.

Y aunque se esconde bajo cubierta,

Nada evita su llegada.


Las paredes se hicieron arcilla,

Cuando se quebró la calma.

El ruin viento desplomó la puerta,

Que custodiaba la llama.


Pudo haber sido sólo llovizna,

Que entre sedas se secara,

Pero el corazón quiso tormenta,

Para que el fuego gritara.


«Decidme quién, quién lo creería.»

-la rosa roja cantaba-

«Que lo que unos ven preciosas piedras,

Con tal fuerza se clavaran».


Sus sedas ardientes derretían

Con cada nueva estocada.

Y la luz que parecía eterna,

Poco a poco se apagaba.


Pronto su dolor terminaría,

Porque solo una quedaba

De todas las fugaces estrellas

Que abrazaban la esperanza.


«¡Dichosa tu suerte, lluvia fría,

Aniquiladora de almas!

Con tu frágil mano calavera

Me despojas de mis mantas.


«Desdichada mi humilde sonrisa

Que por dentro es acallada

Con el retumbar de las tinieblas

Acudiendo a la matanza».

Yo, yo y yoWhere stories live. Discover now