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Cinco años y cinco meses después...—————————————————Hay mucho de qué hablar.
Realmente hay mucho de qué hablar.
Creo que es bastante inevitable utilizar la expresión "cambio drástico e inimaginable" en este caso... Porque lo fue.
Ya habrá tiempo de contar detalles, porque ahí me encontraba yo: nerviosa como la mierda. La noche había hecho su presencia en Londres pero mi cuerpo no podía cumplir sus funciones nocturnas con normalidad.
Tenía mi lámpara de mesa encendida y usaba mis lentes mientras leía una novela. Apenas y podía prestar atención a lo que las palabras impresas querían transmitir, pero quería intentar engañar a mi mente para que piense que debe concentrarse en otra cosa. Aunque pensándolo bien, no estaba funcionando en lo absoluto.
En ocasiones mi cuerpo sucumbía a los espasmos de escalofríos y temblores que psíquicamente se autoinfligía, pero estaba demasiado preocupada en intentar ignorar esas reacciones involuntarias que me fue difícil darles la importancia que se merecían.
Malditos nervios.
En cuanto escuché que la puerta se abría, me di cuenta de que ya era demasiado tarde para apagar la luz y fingir que dormía, pues Mark ya se encontraba en el marco frotandose un ojo antes de colocarse los lentes permanentes que un mes antes se le habían sido recetados.
Su ceño estaba fruncido.
—¿Por qué no estás durmiendo? —preguntó, medio confundido y medio reprendiendo.
Me quité los lentes de lectura y cerré la tapa del libro.
—No puedo dormir.
—Tus ojos están rojos, Amy. Deberías dejar eso e intentar dormir o mañana lucirás peor de lo que luces habitualmente.
Ignoré la broma solo por concentrarme en otro tramo de sus palabras. Me acerqué al espejo y en definitiva comprobé que mis ojos estaban rojos e hinchados, adornados por unas oscuras ojeras debajo de ellos.
—¿Cuánto has leído? —preguntó observando cómo me miraba a mí misma en el espejo.
—Me falta poco para acabar un libro—respondí, aunque de aquel libro nada se grabó en mi memoria.
—¿En una noche? Dios Amy. Son las tres de la mañana. Duerme.
—No puedo —dije llevando mis manos al rostro mientras me sentaba al borde de la cama.
—¿Por qué estás así? —preguntó mientras se sentaba a mi lado.
La respuesta era obvia para todo aquel que me conocía, pero era a su vez tan difícil de admitir.
—No es nada —respondí.
—Es por ellos, ¿verdad? —insistió ganando mi atención plena.
—¿A quiénes te refieres con "ellos"?
Quise que dijera sus nombres. Por más que duela, así lo quería.
—No te hagas. Sabes a quiénes me refiero.
Miré hacia adelante suspirando. Claro que lo sabía. Lo sabía perfectamente. No había dejado de pensar en ellos en los últimos años. Eran mi única preocupación últimamente.
—No es por ellos, Mark.
—Bueno, tendría sentido. Desde que te enteraste que también van mañana a la fiesta te has puesto así de ansiosa.
¿Y cómo no estarlo? ¿Es que acaso piensan que no los había visto en fotos, en revistas, en la televisión? ¿Creen que no había visto lo lindos que se habían puesto en todos mis años de ausencia? Eran irresistibles. Y oírlos hablar y bromear entre ellos era un regocijo. Oírlos cantar era una droga, básicamente. Desde que compré el "Please, Please Me" era el único álbum que mi pobre e inculto tocadiscos conocía. Tenía pósters e imágenes de ellos en las paredes de mi habitación y me emocionaba cuando alguien los mencionaba en público. Me sentía una fan más, aunque en el fondo sabía que era más que eso.
—Está bien, tú ganas. Sí estoy así por ellos.
—Así que tú también caíste rendida por sus encantadores cortes de cabello —lo miré incrédula.
—Sus cabellos son lo menos atractivo de ellos.
—¡Oh, vamos! ¡Es lo que más aman las fans!
—Como sea. No los he visto en cinco años y mañana probablemente los tenga frente a frente. ¿Cómo luzco? ¿Bien? —dije poniendo una sonrisa graciosa mientras levantaba los dos pulgares y esperaba su "veredicto".
Él colocó su mano en su barbilla y me miró analizante. Sus ojos entrecerrados y somnolientos casi me hacen perder la postura y lanzar una risa, pero me contuve. Luego de varios segundos, rompió su momento observador para decir:
—Luces peor que caca de perro.
Solté un bufido y golpeé su hombro mientras él reía.
—¡Vaya! Siento como si mis nervios se hubiesen ido de un momento a otro. Eres excelente en esto Mark, gracias —dije con mi marcado tono sarcástico.
—De nada. Pero ya duerme, vamos —respondió mientras se levantaba de la cama.
—¿No quieres dormir conmigo? —hice un puchero.
—Ya, pero si te pones pesada me voy.
—Gracias mejor amigo.
Si, llamé mejor amigo a Mark.
Las cosas han cambiado...

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One Way (segunda parte de "Two Ways")
FanficLejos de sus amigos, Amy inicia en Londres una nueva etapa en su vida. Se lanza al estrellato y cuando menos lo esperaba, un reencuentro da un giro inesperado a su destino.