Capítulo 4

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La puerta fue abierta nuevamente, los chicos que hacían de sus guardias entraron por ella y fueron con cada uno de ellos.

—Jimin escucha bien —decía Taemin— voy a quitarte la mordaza ¿puedo confiar en ti? —luego de que Jimin asintiera lo hizo— bien, a continuación los incorporaremos para la inspección, no quiero que estés nervioso, como dijo Jin ellos no los tocarán, solo van a mirarlos, estará aquí también nuestro Consejo y por supuesto nuestro Alfa líder que evitarán cualquier daño sobre ustedes.

—Nos vendrán a ver como si fuésemos ganado para comprar ¿no es así? —escupió Jimin, y antes que Taemin lo parara continuó—; y que es eso de consejeros y Alfa y ¿por qué infiernos eso tendría que darme alguna garantía? Estoy harto de esta locura sólo quiero saber ¿por qué?

Taemin lo miró con semblante apenado por un momento, Jimin pensó que no respondería.

—Sé que nada que te diga te hará entender por ahora, todo esto es difícil para ti; y en cuanto al por qué, pues bien, es porque los necesitamos, esta... cómo decirlo, especie... se extingue y necesitan desesperadamente reproducirse.

—¿Y eso por qué debería afectarnos a nosotros? ¿Por qué no lo hacen con su propia gente? Esto no tiene lógica alguna, ¿por qué solo hombres? No voy a cuestionar más por qué los ayudas puesto que es obvio que estas tan enfermo como ellos.

Taemin lo miró con tristeza sin ofenderse por lo dicho por el rubio, pues él sabía perfectamente como era estar en sus zapatos.

—Su especie no es suficiente, ha sido mermada y al ¿por qué de ustedes? es simple, ya les hemos dicho, tu posees capacidad reproductora al igual que yo y los otros aquí.

—¿Por qué no elijen mujeres también?

—Bueno eso no funciona a menos que sea de su misma raza. Los hombres somos más resistentes y podemos soportar el apareamiento. —Jimin no daba crédito a lo que salía de la boca de Taemin y aunque este sabía que estaba siendo algo crudo, era algo que tenía que decirse—. Ahora tienes los porqués y lo creas o no... Lo lamento.

—Si lo sientes de verdad entonces ayúdanos...

—No puedo liberarte si es lo que quieres, los siento mucho...

—Entonces danos más información que mejoren nuestra oportunidad de escapar.

—Yo...

Taemin no pudo continuar, la puerta fue abierta dejando paso a los seis miembros del Consejo.

Hombres altos en su mayoría, tres de ellos jóvenes y tres más adultos a juzgar por sus rostros. En otro momento a Jimin podrían haberle parecido sumamente atractivos con esos cuerpos que parecían esculpidos a mano, pero debido a las condiciones actuales, atractivo difícilmente era un adjetivo que los definiría.

Aseguraron nuevamente sus mordazas cuando la inquietud empezó a cernirse entre los cautivos, los seis hombres ocuparon un puesto al fondo un tanto alejado de ellos, solo observando.

Jimin asumía que ellos eran el famoso Consejo del cual les habían hablado, se sentía tan enfermo al no comprender como personas aparentemente normales podían ser capaces de semejante locura. Una nueva presencia interrumpió sus pensamientos, Jimin dirigió su mirada a la entrada, encontrándose con la vista del hombre más imponente que jamás había visto, su andar seguro emanaba dominio y autoridad. Era el Alfa no había duda en la cabeza de Jimin y a pesar del aura de peligro que lo rodeaba, para su disgusto, debía reconocer que era malditamente atractivo.

El Alfa se reunió con el resto del Consejo, cruzó sus brazos sobre su fornido pecho y con un asentimiento de cabeza indicó a los guardias de la entrada que permitieran la entrada del resto.

Por la puerta iniciaron un desfile de hombres que podrían avergonzar a cualquier modelo de calendario. Jimin no pudo evitar pensar en que ser malditamente caliente era requisito para pertenecer a esta secta de dementes.

Tampoco pudo evitar enviar miradas de odio a cada uno de ellos.
Jimin intentaba mantenerse fuerte, pero el miedo es algo fácil de contagiarse, y bastó con lanzar una mirada a sus compañeros de cautiverio para que el terror en sus miradas lo perforara e hiciera estragos en su pequeña valentía duramente construida.

Sabían para qué estaban ahí. Las miradas calculadoras y apreciativas, el deseo filtrándose, buscando, revisando que fruto de este burdo aparador deseaban para su consumo y disfrute esta noche.


Los primeros siete hombres miraron a cada uno con total descaro, Jimin pudo apreciar la sonrisa; que a sus ojos le parecía lo más enfermo y repulsivo, cuando parecían encontrar en alguno algo que les gustaba.
Luego sin más, salieron.

Bajo la atenta mirada del Consejo y su Alfa ninguno tocó o se acercó más de la cuenta.

Se hizo una nueva señal, y otro grupo de siete entraron. Jimin deseaba que todo acabase ya, estaba vestido aun con las prendas con las que había asistido a esa maldita fiesta, pero bajo las descaradas miradas evaluativas se sentía más expuesto que nunca en su vida.

Una parte de él se alegraba de no haber sido del agrado aparente de alguno de los tipos del primer grupo, aunque pudiera sentirse apenado por los que a su parecer tuvieron mala suerte, eso no mermaba la esperanza de que nadie lo quisiera, después de todo no se consideraba especial en absoluto y menos comparado con esos otros hermosos chicos atados igual que él.

Los integrantes del nuevo grupo, no hicieron nada diferente al anterior, salvo que en esta ocasión uno de ellos luego de ver a todos, volvió sus pasos al lugar frente a Jimin.

Park sintió congelarse hasta sus huesos, su esperanza de no ser elegido se fue a la mierda. Aun así buscando fuerza de no sabía dónde, Jimin decidió que no se iba a mostrar débil. En su lamentable condición se encontró levantando la vista y perforando al hombre frente a él con ojos como dagas tratando de mostrar toda la repulsión y enojo que sentía.


El hombre sonrió al ver el desafío en la mirada de Park.

—Me gustas —dijo acercándose más— va ser un placer probar cuán resistente eres.

Park lo miró con más odio y no se permitió mostrarse débil ante él, aun cuando una sensación de creciente náusea le amenazaba con dejarlo en evidencia.

El hombre se acercó mucho más, lo que hizo a Park estremecerse. Le miraba como animal hambriento. Park inconscientemente retrocedió, o trató, pues el cuerpo de Taemin tras de él se lo impidió. El hombre al ver la reacción sonrió con burla, satisfecho, aun así se acercó aún más al rubio atado y rozó con su lengua la mejilla de Park.

El resto pasó muy rápido.

Un fuerte gruñido más bestia que humano hizo temblar la tierra bajo sus pies.

En un segundo Park se encontraba debatiéndose entre el asco y el miedo por la cercanía de ese hombre que claramente lo había marcado como su cena para esta noche, y al siguiente estaba perplejo al ver frente a él la fuerte espalda de quien parecía ser el líder.


AULLIDO: Fleeing From the MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora