La sierva israelita de Naamán

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Damas y caballeros, hoy voy a entregarles una historia de la Biblia algo corta, pero llena de mucha reflexión.

La Biblia, además de ser un libro que contiene los escritos de varias personas inspiradas por Dios, también es un libro afortunado, ya que contiene las historias de valientes héroes y heroínas alrededor de sus páginas.

Y no importa lo poco que hayan sido nombradas, o cuán corta o larga es su historia. Si aparece en la Biblia, y eran siervos de Dios, es porque Dios tenía un propósito por el cual deseaba inspirar a sus escritores a que registraran sus nombres.

En cinco capítulos anteriores hablamos de Naamán, el capitán sirio. El sufrió de lepra, y alguien le dijo a dónde debía ir para ser curado. Hoy hablaremos de ese alguien, y esa persona fue muy joven.

En la cita de 2 Reyes 5:2-5, se muestra la corta, pero igual de magnífica, interpretación del papel de la muchacha israelita como sierva de Dios en casa de servidumbre. La Biblia no registra su nombre, pero sí sus actos.

Hemos de interpretar su historia así:

La niña fue llevada de su tierra, Israel, a Siria, como uno de los cautivos. Entonces, Naamán pensó en hacer de ella una de las siervas de su esposa.

Al estar en un hogar donde no adoraban al Dios Verdadero, la muchacha tuvo dificultades para encajar. Pero no descuidó su fe, y siguió adorando a Dios. Tal vez deseaba en sus plegarias que, en la casa donde servía, sus señores y todos se dieran cuenta de que Él era el Verdadero Dios.

Dije "Tal vez"; no crean otra cosa. Estas son suposiciones.

Un dato interesante: cuando a Naamán se le pegó la lepra—repito, era una enfermedad contagiosa en esos días—, Dios utilizó la enfermedad para que la niña predicara sobre uno de sus siervos: Eliseo.

Herman@, Dios no trae la enfermedad a tu vida como en los tiempos pasados. Y si crees que Dios era muy tirano y cruel antes, estás muy equivocado.

Cuando de pequeños nos portábamos mal, y sin reproches paraban nuestras malas acciones, nuestros padres tenían que corregirnos o castigarnos para aprender la lección, hasta ver un arrepentimiento honesto. Muchos lo hacían, no porque nos odiaban, sino porque nos amaban y no querían que transitáramos por malos caminos. Y les dolía y duele mucho hacerlo, pero ya nos advirtieron por las buenas y no escuchamos. Nosotros, con nuestras malas acciones y nuestra obstinada posición, obligábamos a nuestros padres a que nos hicieran aprender por las malas.

Apocalipsis 3:19 dice: «Yo reprendo y castigo a los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete».

Así mismo hacía y hace Dios con sus hijos: utiliza las malas circunstancias para traernos a la humildad, hacernos entrar en razón, y demostrar que Él tiene el poder de dar la victoria, no nosotros. Podemos dar nuestra parte, porque no es verdad que Dios lo hará todo mientras tú no haces nada.

Piensen en eso, ¿Sí?

Volvamos con la historia:

La niña no podía soportar ver a sus amos angustiarse y amargarse. No amaba el sufrimiento. No importaba cuánto ellos oraban a sus dioses; ellos no les respondían. Eran falsos y sin vida.

La niña pensó que era su oportunidad de demostrar que el Dios a quién servía no la desamparó y que estaba en esa casa.

La niña habló con la angustiada esposa de Naamán, diciéndole—Si mi señor viera al profeta que está en Samaria, y pidiera por salud, de seguro lo sanaría de su lepra.

Posiblemente la mujer dudó, pero la niña le infundió esperanzas de que su amo vaya y lo intente.

Después de todos los trámites y negocios que tenía Naamán que hacer para ir a Samaria, partió con regalos para el profeta.

¡Qué sorpresa se llevaron todos cuando vieron a Naamán con la piel limpia y hermosa, tal como la de un bebé! Supongo que Naamán se dio cuenta de que, de verdad, el Dios a quién servía la niña era un Dios poderoso.

Ella rompió el silencio, y era una sierva de Dios con su nombre en el anonimato. ¡Cuánto más nosotros, que tenemos libertad de expresión, podemos decir sin vergüenza que somos cristianos! ¡Cuántos dicen ser cristianos, pero no viven como uno de verdad!

Los actos gritan más que las palabras, mis lectores. Nadie sabe si, por tu testimonio (forma de vivir) alguien se salva. Depende de nosotros dejarnos usar por Dios y llevar esperanza.

Espero que les haya gustado, lamento la tardanza, de nuevo. Sorry... :'(

No olviden darle a la estrellita dorada, y comentar las partes que más les gustaron. Besos y abrazos de oso polar y chocolate y que Dios los bendiga. ♥️♥️♥️

Cristian@, Rompe El SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora