✎ ❝ Situations❞ 【Valemi】

✎ O2.

Top! Valen. Bottom! Emi. ・・・ ↷

SECOND SITUATION: " comida "

Si había dos cosas que Valentina más amara en el mundo, eran Emi y la comida. Pero no las dos a la vez, pues resultaba una combinación catastrófica que se definía a la más joven robándole su alimento; y es que, si Emi quería algo, lo conseguía. Siempre conseguía todo de su mayor con un simple pucherito y unos ojitos de cachorro. Era inevitable.

Por las mañanas, a la hora del desayuno, mientras la joven bebía en su taza la dulce y cálida leche con miel, la mayor devoraba un plato de panqueques junto a su fiel taza de café. "No me gustan, unnie-boóh", respondía Emi cada vez que su mayor le acercaba el tenedor con un pequeño trozo en él, aunque tras segundos de haber visto a su pareja comer con tanto entusiasmo, hacía un pequeño puchero y ponía suplicantes ojos de cachorro. 

—Unnie-boóh. —abría la boca, esperando un trozo de panqueque antes de que Valen tuviera tan siquiera oportunidad de acabar su desayuno. Ésta sonreía con resignación y le acercaba el tenedor, para darle de comer.

"Nunca se le puede negar algo a la encantadora y tierna Emi. "   pensaba la más alta, cuando veía a su princesa comer con tanto gusto.

A la hora del almuerzo, la pareja cocinaba lo primero que se viniera a la cabeza, y que no fuera tan difícil. No querían incendiar el departamento de Valen. 

Generalmente cuando preparaban bulgogi por orden  (más bien por unos pucheritos y súplicas por parte de la más joven, pues era su comida preferida) de Emi, ésta se acababa el platillo con suma rapidez. Unos cuantos mordiscos, algunas lamidas a sus labios quitándose los restos, y ya había acabado. El resto del almuerzo, se dedicaba a observar con ojos atentos a su pareja, la forma en la que comía y, por supuesto, su comida.

Valentina siempre disfrutaba su comida lentamente, saboreando cada bocado, cosa que le permitía a Emilie poder pedirle que le diera de comer lo que tuviera en el plato. Cuando el puchero y los ojos de cachorro cruzaban el semblante del adorable rostro de la pequeña, la adversa sabía que su bulgogi finalmente había sido atacado. Emi nuevamente había conseguido convencer a su mayor. 

Con sus palillos tomaba un pequeño trozo de carne, y pese a que no le gustaba mucho compartir, por su princesa era capaz de hacerlo. Depositaba el bocadillo delicadamente en su boca, mientras en cuestión de segundos, lo devoraba. 

"Emilie siempre consigue lo que quiere."   Y  era cierto. La pequeña Emi siempre, sin excepción, conseguía lo que quería.  Emilie hacía sucumbir a su mayor con su ternura, pero con cosas simples, como obtener un beso o un abrazo, ya que jamás se aprovecharía de su mayor como para pedirle algo más.  No era una niña malcriada. 

Un día, por la noche como a la hora de la cena, Valen había servido el Kimbap en la mesa.  Emi ya estaba sentada, esperando ansiosa poder comer. Cuando su unnie se sentó y le entregó los palillos, comenzó a comer con entusiasmo. Ya iba por el tercero mientras la mayor aún tenía el primero, cuando ésta la detuvo. 

—Antes de que me pidas que te dé kimbap, yo lo haré. 

Eso había sido inesperado. Emi estaba acostumbrada a unos cuantos pucheros por acá, unos ojitos de cachorro por allá, y búm, Valen cediendo y dándole de comer. Jamás la había visto por cuenta propia querer compartirle un bocado.

 ¿No que Valen amaba la comida? Sí, la amaba, pero amaba más a Emi, y por ella estaba dispuesta a todo aunque tuviera que sacrifricar su preciado alimento, para verla con sus labios curvados en esa tierna sonrisa. La joven asintió y abrió un poco su boca, esperando el bocado, y antes de que la mayor depositara el alimento, retiró los palillos y los sustituyó por sus labios, dándole un tierno beso.  Emi sonrió complacida, mientras pasaba sus brazos por el cuello de Valen, disfrutando algo mucho mejor que el kimbap. 

Disfrutando el amor que Valentina le tenía.