Problemas a bordo

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Maldición, habíamos olvidado mencionar a Gist el "pequeño" detalle sobre nuestras identidades con respecto al joven Kenway.

- ¿Sois templarios? - preguntó el muchacho mientras su mano se acercaba inconscientemente al tomahawk en su cinturón.

- Y ahora que lo sabes chico - habló el gran maestro mientras cruzaba sus brazos tras su espalda - ¿Qué vas a hacer? ¿Saltar por la borda?

En ese instante vi como el chico pareció considerar seriamente la idea ofrecida (tontamente) por el Gran Maestro.

Solté el timón, mismo que Gist se apresuró a tomar, y me acerqué rápidamente a Connor quien había comenzado a correr hacia la barandilla izquierda, alcance a tomarlo por la cintura justo antes de que saltara hacia el mar.

El muchacho intentó golpearme con su puño derecho, pero intercepte el golpe y gire su brazo a su espalda donde lo tuve presionado.

- ¡Connor! - Haytham estaba muy enojado - ¿Qué diablos estabas tratando de hacer?

- Lo que me dijiste.

- ¿Y desde cuando haces lo que te digo?

- Desde que son buenas ideas.

- ¿Consideras buena idea saltar al mar y nadar por Dios sabe cuántas millas?

- Pensaba que no creías en ningún dios.

- No me cambies de tema chico - Wow, parece mi padre cuando me metía en problemas - ¿En qué estabas pensando?

- ¿En escapar de un barco enemigo al que me trajeron con mentiras, mismo que pertenece a la orden que tu diriges y que busca exterminar a todas las personas de la hermandad de la que formo parte?

El chico tenía su punto.

Dos marineros se acercaron a nosotros, cada uno tomó al chico por un brazo y yo lo solté para volver a mi puesto en el timón.

- Escucha Connor - Haytham se llevó la mano a su frente - yo solo quería...

- ¿Que viera lo equivocados que estamos los asesinos y que solo los templarios llevaran a la humanidad a la paz por medio del orden, dirección y propósito?

Bueno. El chico definitivamente heredo la lengua afilada de su padre.

- ¿Pueden soltarme?, es obvio que no podré escapar de este barco ni hacer algún movimiento sospechoso, caso contrario una espada atravesará mi corazón

- Connor no... - Haytham se vio interrumpido nuevamente.

- ¿Puedo subir capitán Cormac? - me preguntó el joven mientras me dirigía una mirada asesina y movía su cabeza en dirección del mástil.

- Claro.

El asesino se soltó de mi tripulación y subió a toda prisa al mástil.

Mis hombres regresaron a sus posiciones y se formó un silencio incómodo en cubierta; durante unos minutos solo se escuchaba el golpeteo de las olas contra el casco, cuando llevé mi mirada al mástil, vi algo de movimiento, seguro el chico estaba teniendo una rabieta como yo solía tenerlas en mi juventud cuando algo no salía como lo había planeado.

El silencio perduró durante un tiempo y decidí que ya había durado lo suficiente.

- Gran Maestro yo...

¡¡PUMP!!

Una explosión resonó por el aire y mis hombres se pusieron en posición de combate, todos miramos de lado a lado en busca del enemigo curándonos percatamos que el ruido no provino de una nave enemiga, sino más bien de arriba. ¿Eran fuegos artificiales?

Todos vimos hacia la punta del mástil y vimos al chico con aire de suficiencia.

- Connor - Haytham parecía muy molesto, más que de costumbre - ¿qué demo...

- Solo trataba de amenizar el ambiente – dijo encogiéndose de hombros.

- ¿En serio? – Haytham parecía a punto de explotar en cualquier instante – Entonces ¿por qué no bajas para darnos un fraternal abrazo y hablar de nuestros problemas mientras tomamos una taza de té en lugar de casi hacer que estos hombres desperdiciaran sus municiones en vano a causa de tus juguetitos?

- Creí haber tirado todo el té al mar de Boston.

- Muchacho estás en grav...

- ¡BARCO A LA VISTA! – gritó uno de mis hombres.

Regresé mi vista hacia la popa del Morrigan y un recuerdo del pasado se presentó frente a mí. La Aquila.

Ordené a mi tripulación que aumentaran velas, pero la Aquila era más rápida que mi navío, no tendríamos más opciones que luchar y desperdiciar tiempo valioso para ir tras Church.

- ¡TODOS A SUS POSICIONES DE BATALLA! – exclamó Gist a mi lado.

Mientras mis hombres se preparaban lo recordé, Connor, el chico debió enviar una señal con esa explosión, debió decirle a su tripulación que nos siguiera. Sin duda era listo.

- ¡CONNOR KENWAY! – ahora sí que el Gran Maestro estaba enojado.

- MI NOMBRE ES CONNOR – respondió con la misma intensidad el muchacho.

- ESE NI SIQUIERA ES TU VERDADERO NOMBRE CHICO.

- NO ES COMO SI PUDIERAS PRONUNCIAR MI NOMBRE – el chico miró a su padre con una postura retadora y lo que parecía un atisbo de sonrisa – NI SIQUIERA PODÍAS PRONUNCIAR CORRECTAMENTE EL NOMBRE DE ISTA.

- ¡PRUÉBAME! - mala idea.

- ¡MI NOMBRE ES RATONHNHAKÉ: TON!

- ...

- ...

- ... Connor está bien.

Si no fuera porque estábamos a punto de entrar en combate me estaría riendo de esto, pero al parecer a Gist eso no le importaba pues se rió a carcajadas recibiendo una mirada asesina cortesía del maestro Kenway.

- ¡ARGG! – gruñó Haytham - BAJA DE AHÍ EN ESTE MISMO INSTANTE CHICO.

- ¿POR QUÉ?

- ¡PORQUE YO LO DIGO!

No pude evitar soltar una risilla antes que se oyera el primer cañonazo proveniente de la Aquila.

Criando a un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora