Capítulo 2

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JungKook observa como el pecho del joven se eleva con jadeos llenos de miedo y retrocede un poco para darle aunque sea la seguridad al niño de que no lo lastimara. Demonios, él era la muerte, se supone que debía infundir el pánico con tan solo susurrar su nombre pero no, aquí estaba tratando de calmar al humano de deditos gorditos.

-¿Cómo es que sabes mi nombre?-preguntó, su voz temblando por el miedo-. ¿Eres acaso algún cliente del bar?

Ante esto la curiosidad le pico, inclino su cabeza como un pequeño canario y sus ojos helados le dieron una mirada llena de atención-. ¿Bar?-cuestionó, su tono seco.

La nuez de adán se balanceo cuando el chico paso saliva y aclaro su garganta-. Nada, solo quiero irme, te juro que no diré nada solo déjame ir…

-¿Dime cómo lo hago?-sus orbes resplandecieron-. JiMin, no te quiero lejos de mí.

Las lágrimas se asomaron por debajo de las pestañas del niño y el hombre supo interpretar la acción como lo que era, el joven no lo quería, no lo recordaba y estaba completamente aterrado.

Los brazos delgados se envolvieron sobre si mismo en busca de calor y un escalofrió recorrió el cuerpo mas bajo, JungKook soltó un suspiro, camino con indiferencia hacia el menor, saco su gran saco negro y lo dejo caer por la cabeza rubia logrando cubrirlo del frio de la noche. Los orbes chocolate se alzaron, la humedad adherida a las mejillas de querubín y sus labios apretados en una línea delgada.

-No voy a lastimarte si es lo que estas pensando-exclamó en tono manso-. Estoy aquí para ayudar.

Negó-. Has asesinado a un hombre, no puedo creerte-susurro y los labios de JungKook se enrollaron en una sonrisa misteriosa-. ¿Cómo puedo saber que no me harás lo mismo?

-Porque-inclino su cuerpo y su boca se presiono con delicadeza sobre la frente ajena-. Soy tu ángel guardián.

Y diciendo eso, pasó al lado del rubio y se perdió en la oscuridad de la noche.

……………

-¡Oye lindo, por aquí!

JiMin alzó la mirada y sus ojos se posaron en el nombre que lo llamaba, un tipo de aspecto ya ebrio, cabello azabache y ojos oscuros. Reprimió el escalofrió y obligo a sus piernas a moverse en la dirección, era su trabajo, no podía hacer nada.

-¿En que puedo ayudarle?-pregunto con tono amable, dando un paso atrás cuando la mano del moreno se coló en su cintura.

-Oh vamos lindura, no necesitas ponerte nervioso, no muerdo-comento con tono borracho y obsceno-. Al menos contigo no lo haré, no quiero echar a perder tan bonito paquete.

-Le ruego me disculpe señor, pero estoy aquí para traerle alguna bebida, no de compañía-exclamó en voz baja-. ¿Así que me dirá su orden o me puedo retirar?

-Vamos cariño, no seas así-rio.

-Si me disculpa-sus pies dieron la vuelta antes de que sintiera los dedos gruesos apretarle su muñeca e impidiéndole la retirada-. ¿Señor…?

-Eres una perra barata, que eso jamás se te olvide-espetó el tipo-. Estas vestido como una y trabajas en un bar, cumple tu deber y dame un buen servicio.

-¡JiMin!

Ambos voltearon, un hombre de cabellos castaños se dirigía hacia ellos con el entrecejo fruncido, sus orbes cafés destellaron con molestia y se irguió en toda su estatura una vez delante de ambos.

-NamJoon.

-¿Esta todo bien?-pregunto, sus brazos cruzándose en su pecho y sus ojos vagando al agarre del tipo en el joven-. ¿Quieres que llame a seguridad?

-No es necesario, el caballero solo me estaba preguntando algo, pero ya me estaba yendo ¿Cierto?

Mascullando algo intangible entre dientes, dejo ir al rubio y volvió su atención al baso lleno en frente de él.

…………..

-Nam dijo que habías tenido un problema con un sujeto allá atrás.

Soltando un suspiro, limpio sus manos con un pedazo de papel y lo arrojo al cesto de basura a un lado de él, abrió la puerta y salió con el otro siguiéndole los talones.

-¿En serio has venido a buscarme al baño para eso?

Rodo los ojos-. Como si no hubiera venido antes por cosas menores, vamos JiMin ¿Qué tan bien me conoces?

-Más de lo que me gustaría-rio y le saco la lengua al castaño-. No te enojes, solo estoy bromeando.

-JiMin-espetó, tono serio.

-Estoy bien Tae, no paso nada-susurro.

-Si así fueran las cosas no lucirías tan agitado, lo puedo notar, no fue solo nada Min-comento con ligereza-. ¿Qué paso?

-¿Honestamente? Lo mismo de siempre, sabes tan bien como yo que con esto que asemos es obvio que nos pasaran cosas de esta naturaleza, debería estar acostumbrado sin embargo-

Una mano cayó en su hombro y levanto su mirar a su amigo-. Te equivocas Minie, esto no es algo a lo que deberías estar acostumbrado, nadie de nosotros en realidad.

-De todas formas, ocurre con demasiada frecuencia, no es nada del otro mundo-murmuro, mordiendo su labio y desviando la mirada.

-¿Entonces?-cuestionó-. ¿Qué es lo que te esta molestando a parte de lo obvio?

Suspiro-Llámame loco, pero no puedo quitarme la sensación de alguien observándome desde que todo ocurrió.

-¿Algún acosador?

Negó-. No lo sé, pero es algo raro…

-Estoy seguro que solo es el estrés.

-Si, creo que tienes razón.

…………….

JungKook sonrió, sus ojos resplandecientes entre los rayos de luna que flotaba por encima del callejón. Sus ropas tenían salpicaduras de rojo y sus manos estaban cubiertas del mismo tono.

-¿Qué eres?-vino la pregunta aterrada.

Rio e inclino su cabeza con fingida curiosidad-. ¿Pero que pasa? Pensé que te gustaban las cosas bonitas-arrastro su tono con suavidad, bajo y peligroso-. Al menos, eso fue lo que escuche decir a mi niño.

-¡Estas loco!-grito-. ¡Eres un maldito psicópata!

El rostro adquirió un tono más sombrío y levanto su mano manchada de carmín-. ¿Quieres que te arranque los otros dedos?-pregunto-. ¿O qué tal de una vez el corazón?

Aterrado, el hombre intento ponerse de pie fallando ante el miedo recorriendo sus venas, la sangre rugían en sus oídos y podía escuchar los latidos de su corazón tronando en su pecho. Arrastro su cuerpo hasta topar contra la pared de un edificio y sus ojos se llenaron de lágrimas al ver que no tenía escapatoria.

-Por favor-rogo, voz rota.

Los labios del otro se movieron lentamente hasta formar una sonrisa de medio lado, dio dos pasos y se inclino hacia el tipo.

-No soy un psicópata-susurro, el aliento caliente soplando en la oreja del viejo-. Soy la muerte.

Los gritos después de eso murieron en mitad de la noche.

……………

¡Gracias! Me alegra saber que hubo personas a las que le gustara la historia, espero igualmente les guste el segundo capitulo. Agradezco sus comentarios y votos.

Nos leemos.

Te mantendré con vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora