comprometido Sin Eleccion (Sasunaru)

prólogo

Un  joven rubio con marcas en las mejillas, se encontraba en la camilla de un hospital con su cuerpo lleno de vendas, y con un  suero conectado a sus brazos, ese niño era Naruto Uzumaki el Jinchūriki del Zorro de nueve colas.

El cual era atendido por una sola doctora, la joven médica recién graduada y antisocial, no conocía la razón porque aquel niño había sufrido tanto, a sus ojos era un simple niño maltrato.

Durante el segundo estudio realizado al paciente de ojos azules y cabello rubio, la joven doctora  notó una peculiaridad, primero realizó la radiografía del tórax  para asegurar que no tenía daño en las paredes torácicas.

Siguió con sus segundos estudios haciendo una radiografía de la cadera en el cual  notó algo distinto, algo que le pareció inverosímil, pero que a sus ojos eran dignos de atención, relevantes, sobresalientes.

¿Aquello que veía era un útero?

Confundida, la joven doctora corrió en busca de la directora del hospital, que también formaba parte del Comité de Médicos Especializados en Ciencias Morfológicas, al llegar a su oficina entró incluso  sin tocar la puerta.

— Aimi, ¿Qué te sucede? No puedes en  —pero Aimi le cortó el rollo a su amiga.

— Kaito, hay algo que debes de ver  —dijo de manera acelerada—. ¡Rápido!

Kaito jamás había escuchado hablar tan apresuradamente a su amiga, sin tener tiempo para aclarar alguna duda, la siguió hasta la habitación de Naruto
Cuando llegaron la directora frunció el seño, al revisar la radiografía de la cadera y el supuesto resultado,  releyó la información que le fue entregada por su amiga, en ese instante su expresión cambio de confusión a una de sorpresa, y solo para asegurarse de aquella deducción visual fuera cierta volvió hacer los estudios, pero ahora los correspondientes, es decir, una Histerosalpingografía, quedando anonada con el mismo resultado, comprobando así que su amiga tenía razón.

Y efectivamente,  Naruto  tenía un útero.