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La misma pregunta me mantuvo despierto hasta las 2 am, dando vueltas en mi cama sin poder conciliar el sueño por pasarme el tiempo pensando en lo hermoso y difícil que era Taemin. Incluso había perdido la cuenta de las veces que usé el adjetivo «hermoso» para describirlo.

—No entiendo en qué me equivoqué, con las demás chicas había funcionado, ¿por qué él es tan complicado?

—Porque él no es una chica, Minho, tal vez por eso.

El sarcasmo de Jonghyun me dolía porque estaba lleno de verdad, pero en mi defensa, era mi primera vez conquistando a un hombre, mi mejor amigo debería tomar en cuenta eso, también yo.

Decidí entonces que si ya había llegado tan lejos, rendirme era lo último en lo que debía pensar, me encargaría poco a poco de demostrarle a Taemin mis verdaderas intenciones, dado que poco a poco me di cuenta de lo mucho que me gustaba el chico que aparentemente no conocía.

Un día pasó algo bastante beneficioso para mí, demostrándome que el mundo es muy pequeño como dicen. Fui al departamento de uno de mis amigos que me ayudaba en matemáticas para la escuela, Jinki. El hombre ya era universitario, igual que Jonghyun, sólo que él estaba en segundo año. Parecía una situación normal, conmigo yendo a mis clases de recuperación para no reprobar la materia, hasta que entré en el departamento y encontré al precioso chico sentado en uno de los sillones.

—¿Qué haces aquí?

Fue gracioso escucharnos decir al mismo tiempo la misma pregunta.

Resultó que Taemin era el hermano menor de Jinki —qué chiquito era el mundo— y que desde hace unos días se había mudado al departamento de él.

A pesar del esfuerzo de Jinki hyung por explicarme el tema y el mío por prestarle atención, todo fue en vano porque sólo pude mirar a Taemin todo el rato que estuve allí.

Reprobé el examen al día siguiente. Mi madre me regañó como nunca antes desde que saqué un 7 en gimnasia cuando estaba en la escuela media —todavía me daba vergüenza admitir eso—. Lo único bueno del asunto de reprobar fue que eso me dio más motivos para ir donde Jinki y así encontrarme a Taemin con más frecuencia, sin necesidad de seguirlo, incluso si sí lo estaba haciendo.

Sin embargo, Jinki se dio cuenta de las muchas miradas comprometedoras que le enviaba a su hermanito menor y habló conmigo sobre el tema. Me avergonzó contarle sobre mis penas, porque quizás mi hyung sería heterosexual y quién sabe, Taemin también —aunque no lo creía—. No quería que él me alejara de ninguno de los dos por hablar sobre lo que sentía. Pero la sorpresa fue mía cuando Jinki se ofreció a ayudarme en mi trabajo de conquistar a su hermanito. Él era un buen hombre.

—Sólo porque me pareces un buen tipo para mi hermano.

Dijo él antes de decirme todo lo que necesitaba saber sobre el menor de los Lee para llegar a su corazón. Lamentablemente, me enteré que el corazón de mi chico había sido pisoteado antes y por eso se mostraba tan indiferente con cualquier persona que mostrara el mínimo interés en él. En ese instante sólo quise correr hasta él, abrazarlo y decirle que jamás sería capaz de hacerle algo así. Antes muerto que herirlo.

—Bastardo con suerte, te has ganado al hermano.

—Pero no a él.

—En tu caso, es un avance y un punto a favor.

—¿De qué te quejas? Kibum no tiene hermanos.

—Pero sí una madre muy exigente.

Otro punto que tampoco había pensado era sobre los padres de Taemin. Sólo conocía a los dos hermanos, y de sus padres nunca hablaban, ¿habría alguna especie de historia oscura relacionada a su familia? Esperaba que no, porque no sabía cómo actuar en esos casos, era malo en situaciones así.

Unos días más tarde Jinki me confesó que desde que Taemin y él se declararon homosexuales sus padres les habían dado la espalda, porque eran muy católicos y ellos muy pecadores como para aguantar un comportamiento de ese tipo en su casa, así que desde entonces, ambos vivían juntos alejados de su familia. Lo único bueno de eso era que no tenía que lidiar con suegras molestas.

Continué con mi intento de enamorar al hermoso chico de cabello largo, decepcionándome a mí mismo en cada ocasión porque ninguno de los consejos de Jinki o Jonghyun —incluso mis propias ideas— sirvieron para que Taemin se girara a mirarme con ojos endulzados y no con ojos de querer arrancarme la cabeza. ¿Estaba bien rendirme? ¿Valía la pena esperar a que el chico me viera de otra manera más romántica, por ejemplo?

Simplemente una mañana me desperté diciéndome que ya no buscaría más a Taemin aunque me doliera demasiado, y a él pareció darle lo mismo lo que estuviera pasando conmigo y mi pobre corazón. ¿Ya dije que Taemin era cruel? Bueno, lo era y mucho. Dejé de ir al departamento de Jinki hyung porque sabía que él estaría ahí y ya no tenía ganas de aumentar el enamoramiento que sentía por él. Fue doloroso encontrármelo por los pasillos del instituto y tener que contenerme para no seguirlo a cualquier lugar que se se dirigiera. Comenzaba a extrañar ver su silueta huyendo de mí cada vez que nos veíamos, sentir su aroma cada vez que pasaba a mi lado. Si tan sólo Taemin supiera lo que provocaba en mí, su visión sobre un «nosotros» sería distinta.

Lo peor de todo este asunto, es que después de rendirme con Taemin fue imposible para mí regresar a mi vida normal de chico rompecorazones y cara bonita del instituto. Me fastidiaba tener a un montón de chicas siguiéndome y esperando por mí. No supe en qué momento pasó, pero me cansé de la vida que había estado llevando desde que entré a la preparatoria. Taemin había cambiado tanto en mí, que me hizo ser fiel a él incluso si no había nada entre nosotros.

Mi corazón y mis pensamientos seguían siendo suyos.

No Es Imposible [2min]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora