»ᴛʜᴇ ғʟᴏᴡᴇʀ ᴄʀɪᴇs» kookmin os

parte única « || ; • ; « *.°•*.°

Jimin se encontraba regando las flores de su jardín que, al igual que su cabello, tenían un distintivo rosa que era muy bonito tal como una flor de cerezo. Sus ojos se encontraban concentrados en la acción que realizaba que tenía una pequeña sonrisita que endulzaba ese rostro tan angelical.

El peli-rosa tenía una flor especial, no sabía exactamente su nombre pero si sabía que era muy bonita y color rosa que no igualaba la de sus otras flores. Siempre le gustaba mantener sus flores cuidadas y bonitas, le gustaba como lucía. Pero esa flor en específico todavía no florecía y se le hacía extraño ya que era primavera, solo tenía que tener paciencia y que pudiese florecer por fin.

El de cabellos rosas tenía un vecino, este era gruñón y siempre se encontraba con el ceño fruncido, cuando Jimin se encontraba regando sus flores por la mañana temprano aparecía su vecino que se iba a trabajar, este le saludaba y el peli-rosa le saludaba de vuelta. Era algo cotidiano, que se volvió una rutina, en la mañana cuando Jimin regaba sus flores se saludaban y en la tarde cuando ya se estaba empezando a oscurecer Jimin salía a entregar sus pinturas y ahí llegaba su malhumorado y se despedían.

Como era rutinario salió su amargado vecino de su casa y se saludaron.

"Buenos días" dijo su vecino de castaños cabellos, tenía un rostro neutro y el maletín para su trabajo en una mano.

"Buenos días Jeon" el peli-rosa respondió de manera amable, él era una persona que siempre era amable con todos. Tenía un buen corazón.

El castaño se subió a su auto y partió al trabajo mientras Jimin se encaminaba a su casa al haber terminado su labor con sus flores.

El de cabellos rosas siempre a tenido la curiosidad si su vecino tenía novia o algo parecido, el siempre era una persona malhumorada y gruñona. Cualquier mujer que se acercara a él, el castaño la alejaba de manera tosca y descortés ; era alguien que vivía solo y nunca vió entrar a alguien a su casa a parte del mismo castaño.

Siempre se sorprendía de que el atractivo castaño gruñón le saludara por las mañanas y le despidiera por las tardes, no sabe exactamente cuando empezó esa rutina pero sí sabe que fue el castaño quién empezó todo el asunto.

Todo iba como era lo cotidiano... hasta que una mañana el castaño no se presentó, no salió de su casa con su cara gruñona y su maleta en mano, no apareció.

Por un momento pensó que tal vez fue al trabajo más temprano y por eso no estaba.

Hasta que en la noche tampoco volvió en su auto y se despedía de él, no lo hizo, no estaba. Tampoco vio que las luces de su casa estuviesen prendidas, no, estaba todo oscuro y hasta daba miedo. Parecía una casa abandonada.

Aunque el peli-rosa no lo quisiese admitir, le gustaba que su vecino gruñón le saludara, le gustaba que solo fuera así con él. Parecía absurdo, pero se sentía especial. Habían mañanas donde el rostro de su vecino demostraba mucha felicidad, algo inusual en él claramente, nunca había visto que el castaño le demostrara una sonrisa tan sincera y preciosa a alguien más.

Habían otras oportunidades donde además de compartir un típico "buenos días" compartían más palabras, hablaban de como les iba en el trabajo o en sus días. Normalmente el castaño decía que su trabajo era una basura y que su vida se definía como basura, al peli-rosa se le hacía cómico cuando decía tales cosas y solo atinaba a reírse y seguir la conversación.

;;;;

Después del primer día desaparecido, el castaño al día siguiente volvió sin presentarse, ni el día siguiente, ni el siguiente, ni el siguiente...así hasta que transcurrieron dos semanas donde el castaño desapareció.