Amarte Cada Día | Jinson

Nublado

—No puede ser...

Murmuraba repetidamente con la voz turbada, mientras caminaba de un lado a otro sobre las blanquecinas baldosas del baño de la empresa. Volteó su cuerpo hacia los lavamanos para dejar el agua correr entre sus manos y observar su reflejo en el espejo; su cabello estaba algo revuelto y la camisa toda desastrada por la rapidez con la que se cambió de ropa.

Se sentía extraño con Jackson.

Este último tiempo su relación cambió un poco. Después de un simple jugueteo tonto o siquiera un abrazo, empezó a sentirse diferente pero sólo con él; en cómo lo miraba, cómo le sonreía, le hablaba, lo tocaba...

Si su suposición era correcta y eso es lo que estaba pasando, debía comprobarlo. Definitivamente debía comprobarlo. Pero... ¿Cómo?

Ya tenía suficiente con haberse quemado el cerebro sobreanalizando la situación.

Sacudió sus manos para quitar los restos de agua y peinó su cabello hacia atrás, humedeciéndolo. Se inclinó hacia su reflejo y antes de que pudiera ahondar más allá de sus pensamientos una fría sensación chocó contra su mejilla.

—¿Qué tanto miras? Es como si quisieras atravesar el espejo.

Hablando del Rey de Roma. Era irónico que la persona que se quería sacar de la cabeza estuviera insistiendo a cada rato. No podía pensar con él cerca, pero por alguna razón aparente, no estaba incómodo.

—Ni que tuviera un complejo de Alicia.

Se apartó y en respuesta recibió una sonrisa ladina, al mismo tiempo que le acercaba la botella con jugo de uva.

—No había café en la tienda, así que te traje esto. Sé que es tu favorito.

No era novedad que Jackson tuviera este comportamiento detallista, pues siempre ha sido romántico alrededor de Jinyoung. Esto seguía demostrando que aquello no cambiaría por nada del mundo. 

Sonrió a la velocidad del pensamiento y esta vez no sabía qué decir además de lo obvio.

—Gracias...

—Shh, nada de "gracias". ¿Y mi recompensa? —dijo alzando las cejas juguetonamente y acercándose con lentitud.

No alcanzó siquiera a responder cuando se escucharon pasos que venían cerca de la puerta y un intranquilo Jackson miraba de un lado a otro. En un pestañeo, el mismo lo llevó del brazo dentro de uno de los cubículos del baño empotrándolo contra la pared y cerrando la puerta.

Es una maldita broma, ¿verdad?

El pelinegro lo buscó con sus ojos interrogativos pero el otro estaba concentrado en lo que ocurría en el exterior.

Y bueno, la curiosidad de Jinyoung era más que su paciencia.

—Oye, ¿qué estás hacien–?

Nuevamente fue interrumpido pero esta vez por la mano del contrario en su boca. Si ya le parecía suficiente tener su cuerpo chocando contra él cada vez que respiraban, esto ya estaba en un nivel superlativo; a través de la fina camisa de lino podía sentir como la calidez de Jackson iba envolviéndolo.

De repente, unas conocidas voces se escucharon en eco.

—Mark hyung, ¿de casualidad ha visto a Jinyoung?

El nombrado agudizó el oído hacia quien reconoció como Yugyeom.

—Jack dijo que se había marchado a casa primero, no se sentía muy bien hoy.

¿Qué? ¿En qué momento dije eso?

—Quería hablarle sobre la iniciativa...

Dejó de prestar atención cuando inesperadamente los botones de su camisa habían sido desabrochados y un concentrado chico iba por el último. Tuvo que reprimir un gritito de sorpresa y no pudo evitar el tono de alerta en su voz susurrada.