El inicio de todo.

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Marzo 7 de 1890.
Hace mucho frío ahora y estoy en un tren rumbo a Santiago, lleno de maletas y sin saber mucho que me espera, con miles de dudas en mi cabeza, pero aun así con la convicción de que en ese internado hallaré la verdad sobre la muerte de mi padre.

Al momento de subirme al tren estaba muy desilusionado porque solo estaban ahí mis padrinos, mi madre según lo visto no había podido llegar, sin embargo cinco minutos antes de que este partiera logré diferenciar sus gritos de la multitud, bajé tan rápido como pude y conversamos algo breve. Me sorprendió con un presente, "ábrelo cuando ya estés bien lejos de aquí", me sentí bien y a la vez mal, bien porque pocas veces la veía pero... mal porque me duele que me haga regalos, ya que con su sueldo de mucama con suerte le alcanza para vivir, luego de esto entre llanto nos despedimos, y dijo "que tu sed nunca se calme, no te des por vencido nunca hijo", una frase que no olvidaría nunca.

Ya luego de unas horas en este tren abrí con entusiasmo el regalo, era una libreta de cuero, que me serviría como diario para escribir todo lo que quiera, esta es en la que estoy escribiendo ahora.

Antes mencioné mi intriga sobre la muerte de mi padre, en la que no puedo dejar de pensar. Todo inició hace poco, vivo con mis padrinos, y hace dos meses se sentaron a conversar conmigo, me dijeron que ya estaba próximo a pasar a secundaria y que debía de escoger entre estudiar en el Internado Nacional que quedaba en la capital, donde estudió mi difunto padre, o en un colegio en Concepción, que quedaba más cerca y al cual la mayoría de mis amigos cercanos se irían, una difícil decisión a la cual pedí una semana para pensar.

Durante esos días me fui a quedar a la casa de mi madre al otro lado de la ciudad de Valdivia, ella trabaja de mucama en una casa de ricos y vive ahí mismo, y está sola. Cuando mis padres me tuvieron eran demasiado jóvenes, mi padre aún le quedaba el último año para terminar la secundaria y le prometió a mi mamá que cuando saliera se irían a vivir a Valparaiso a hacer una vida nueva, cosa que nunca pasó ya que tuvo problemas con los estudios y se terminó suicidando dos semanas antes de salir de vacaciones, dejando a mi mamá sola, con un hijo, y pobre.

Una pareja acomodada que era amiga de los dueños de la casa en la que ella trabajaba y que no podían tener hijos accedió a apadrinarme, con la promesa de que estudiaría y sería intelectual, esto nos trae al origen de mi decisión. Su casa no es muy ostentosa, pero aun así podía dormir tranquilamente, me guío y contó de las cosas que le decía mi padre de el Internado, de lo gigante que era y de lo lindo de sus edificios, pero lo que cambió todo fue que también tenía guardadas las pertenencias del que fue su novio hace mas de 16 años, las que sus padres (mis abuelos paternos) no quisieron, y aún así después de todo lo que el le hizo ella aun conservaba en un cajón pequeño.

Cuando accedió a mostrarme las cosas de el me dejó a solas para que pensara yo lo que quería, no habían muchas, unas fotos de una familia, la cual asimilo que era de el y un retrato de mi mama con el uniforme y una piocha con las iniciales S.D. Que aún no se que significan, junto a todo eso al final del cajón había una libreta grande, similar a en la que estoy escribiendo ahora, con su apellido "Alarcón", este estaba lleno de escrituras desordenadas, mi mamá dijo que no lo leyó entero por el enojo que tenía.

Durante esa semana intenté leerlo, la letra era muy mala, igual a la mía, entonces no me fue muy difícil, pero era extraño, en esas viejas paginas él relató estar siempre feliz, con muchas ideas locas y enojo pero... no daba indicios para haberse matado, no daba señales de estar mal, por el contrario, era alguien muy entusiasmado por el lugar, sin embargo no estaba terminado, pero en la ultima pagina de cuyo diario encontré algo raro, "S8.L3.245. Atrás", extraño.

Volví a casa aún con algo de duda, tenía muchas ideas en la cabeza, ¿y si el diario es falso?, ¿y si lo mataron?, suena estupido pero... me parece incongruente lo qué pasó a lo que dice el diario, más aun si se le agrega el código raro del final, no era de telégrafo, ni de teléfono, mucho menos una dirección postal o algo similar.

Tuve la cabeza dando vueltas por días hasta que me senté con mis padrinos a hablar y dije muy seco -iré al Internado Nacional para seguir mis estudios, a lo que reaccionaron sorprendidos, porque creían que me iría con mis amigos, pero felices porque en Santiago tenía muchas mas oportunidades. Es así como terminé en este tren.

Hace demasiado frío, pero creo que en la capital debería de hacer por lo menos un poco más de calor, esperemos que si, solo me queda dormir el resto de la noche y por la mañana bien temprano llegaría a destino.


Nota: Comienza la acción.

Saint Laurent. El SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora