Capítulo 5

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Era sábado, Marinette se estaba esforzando por ayudar en la panadería de sus padres cuanto podía. Pero por alguna razón Alya parecía dispuesta a interrumpirla cada que la veía. Su aniga no estaba ahí porque quisiera, aunque nunca estaba de más visitarla. Sino porque al departamento de Alya se le había ido la luz y tenía que cocinar un pedido, su madre la había dejado sola ya que tenía que trabajar en el hotel y su amiga, para sorpresa de Marinette, no tenía ni idea de la cocina.

—¿Entonces no puedes acompañarme al cine después de esto? —preguntó Alya

—No, lo siento, Alya. Pero mis padres confían en mí para que tenga la panadería abiertAAAAA—gritó, al caerse junto con todos los cupcakes recién horneados justo en su rostro.

Alya se rió unos segundos antes de tenderle una mano. Ese día estaba especialmente torpe. No sabía si era alguna clase de "Hoy por ti, mañana por mí" que le debía la vida desde el viernes. Pero de ser así tampoco debería pasarse tanto con ella. El viernes, después de fingir ser una persona normal que no se tropezaba con el aire, se cayó tres veces seguidas en su propia casa en las escaleras, su cuarto y el balcón. Luego de eso tuvo que transformarse en Ladybug, y, como nunca en la vida, su Lucky Charm no había servido.

Recordaba haber llegado agotada a su casa, con ganas de gritarle a la pared. Pero lo que hizo fue hablar con Adrien toda la noche, pero el rubio estaba feliz porque había conseguido que el tomate le acompañará a su casa con la excusa de que quería aprender a dibujar. Ojalá Marinette tuviera las excusas de Adrien, ya que el chico lograba hacer movimientos con mucha facilidad para conseguir su objetivo y ella no podía conseguir que Lila dejará de decir mentiras.

Marinette pensó que era algo patológico, pero después pensó que debía cambiar de estrategia. ¿Debía intercambiar los papeles? Estar como su otro yo no funcionaría, entonces, ¿Qué debía hacer? ¿Cómo podía enfrentar a Lila?

—Marinette, ¿No hueles a humo?

Algo de ella se encendió, al igual que el fuego del horno de la cocina. Alya gritó:

—¡Mis empanadas de pollo!

—¡Mi horno!

—¡¿Llamó a los bomberos?! —Preguntó Alya

Demasiado tarde, el detector de humo se habia encendido al igual que los rociadores. Ambas chicas quedaron empapadas mientras se miraban la una a la otra. No podía ser peor.


—¡¿Dónde esta la comida?! —preguntó la abuela de Lila, arrojando otra bolsa de palomitas a la basura.

Lila, sin embargo, se estaba aguantando un enorme sermón dado que se había negado por completo a teñirse el cabello.

—Lila, no te estamos preguntando. ¡Te verás bien! —dijo su madre.

—Pero me gusta mi cabello castaño, madre.

—¿A cuántas actrices famosas conoces que sean castañas?

—¿Y cuántas conoces que tengan el cabello rosa? ¡Me pareceré a Wanda de los Padrinos Mágicos!

—Al menos ella está casada.

Lila rodó ojos. No valía la pena pelear con su madre, pero al menos era mejor que pelear con su abuela. En Italia, por lo menos, su abuela era la mujer más bella de la generación, se había visto muy bien con su hija, pero no con su nieta.

—Bien, Lila, entonces, ¿De que color te gustaría teñirte el cabello? No importa de que color lo elijas, tendrá que combinar con tus ojos y tú piel. Que, hablando de eso, hay que comprar blanqueadores, ¿Quieres blanqueadores? Conseguiré unos a mitad de precio.

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⏰ Última actualización: Jan 09, 2019 ⏰

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Mentirosa [Lilanette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora