CAPÍTULO TRES.

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Al día siguiente, Lizi se despierta temprano a pesar de que era sábado, ya su cuerpo y cerebro se han acostumbrado a la rutina diaria, aunque por ser fin de semana hoy no le tocaba ir a la universidad.

Ella se levanta y se dirige hacia la cocina, llevándose un gran susto al mirar repentinamente al titiritero jugando con su pequeña coneja de nombre Kiwis.

—"¿Titiritero? ¿Qué haces aquí?" —Ella pregunta en voz baja y un poco asustada mientras camina hacia él para asegurarse de que no estuviera jugando muy rudo con Kiwis.

—"Oh, buenos días cariño, ¿tienes hambre? Te he preparado el desayuno." —Él dijo levantándose del suelo y señalándole el plato de comida en la encimera de la cocina.

—"¿Qué haces aquí? ¿Y por qué estás jugando con kiwis?" —Ella pregunta mientras metía un dedo en la comida para probarla.

—"Oye estar despierto sin nadie es aburrido, así que me vine aquí, te hice de comer y me puse a jugar con tu mascota, es muy adorable ¿sabes? Parece una bola de pelos blanca." —El titiritero responde mientras acaricia con gentileza las orejitas de Kiwis y luego cargandola en sus brazos puesto que la conejita es muy mansa.

Lizi prueba la comida preparada por el titiritero y para su sorpresa tiene un sabor delicioso, ella empieza a desayunar mientras lo mira cargar a Kiwis.

—"Parece que le agradas." —Lizi comenta con una pequeña sonrisa para luego darle un bocado a la comida.

—"Sí, aunque no lo creas, los creepypastas tenemos buena relación con los animales, es sólo que en las historias nos pintan como malos y crueles, pero los animales son inocentes, no nos atreveriamos a hacerles daño." —El titiritero dice mientras le da una última caricia a Kiwis y luego la baja de sus brazos, devolviéndola al suelo, la conejita sale de la cocina y se va hacia debajo del sillon de la sala de estar.

—"Ya que mencionas ese tema... ¿Cuál es tu nombre real? No creo que te llames titiritero." —Lizi sigue comiendo mientras habla, siente curiosidad por saber más de él, por conocerlo.

—"Bueno, así me llamo, no me puedes decir de otra forma porque me llamo titiritero, pero para que veas que sí te quiero puedes decirme "Adrián" y si es posible me cambio el nombre, así como los demás de mi mundo, desde ahora seré Adrián, el titiritero." —Él dice mientras sonríe con aires de suficiencia y se mueve hacia su lado en el comedor.

—"Adrián..." —Lizi repite y luego deja escapar una pequeña risita burlesca.  —"Que nombre tan raro y tan humano para ser un creepypasta."

—"Pff, no te burles de mí, muñeca." —El titiritero resopla y pone los ojos en blanco de manera juguetona, pretendiendo molestarse por su risita burlesca. 

—"Te dije que me llamo titiritero, pero ya que querías un nombre normal, pues Adrián fue lo primero que se me ocurrió."  —Él sonríe entre dientes para luego inclinar su rostro hacia el suyo, sus ojos amarillos mirando los ojos marrones de Lizi para luego bajar su mirada hacia sus palidos labios que tienen migas de comida. El titiritero extiende su mano para luego limpiar las migas de su boca con sus dedos, sintiéndose enamorado de su boca pero sin demostrarlo.

Lizi permitió que él limpiara las migas de sus labios, no malinterpretó la situación y simplemente pensó que él estaba siendo gentil, pero él estaba marcandola como suya una vez más.

Mi Pequeña TítereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora