CAPÍTULO SIETE

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La mañana siguiente, es día domingo, los padres y hermanas de Lizi duermen pacíficamente en sus respectivos dormitorios, alejados del dormitorio de Lizi, quien se despierta por un rayito de sol atravesando la cortina e iluminando su rostro.

Ella intentó moverse para levantarse, pero los brazos del titiritero se apretaron alrededor de su cintura, no dejándola irse tan pronto.

—Mmmh... buenos días, preciosa. —El titiritero susurra en voz ronca y baja, abriendo sus ojos y dándole un pequeño beso en su cuello para luego enterrar su rostro en el.

—Buenos días... ¿puedes por favor dejarme ir? —Ella pregunta en tono adormilado, intentado quitar sus brazos de su cintura, pero cuanto más lo intenta él más aprieta su agarre sobre su cuerpo.

–¿Ya te vas? Aún es temprano, muñeca, quédate un ratito más. —El titiritero susurra y luego deja salir un pequeño bostezo, presionandose contra ella desde atrás, provocando que ella se queje en voz baja.

—Adrián... por favor-
Él soltó un brazo de su cintura y lo movió hacia su rostro, tomando su mandibula y girandola sobre el propio hombro de ella para que su rostro quedara mirando el suyo.

–Que hermosa eres recién despierta... tu cabello desordenado, tus ojos adormilados y tu voz ronca por el sueño... —Él dice con una pequeña risita para luego frotar su nariz contra la de ella, acción que provoca que un ligero sonrojo aparezca sobre sus mejillas.

—¿Estás coqueteando conmigo? —Ella le pregunta levantando una ceja y mirándolo con una expresión burlesca, tratando de no sonrojarse por sus palabras y toque.

–Mmmh ¿tal vez? ¿Crees que coqueteo contigo? —Él se ríe en voz baja, acercandola más a su cuerpo hasta que el trasero de ella encajó perfectamente contra su regazo, lo que la hizo jadear suavemente de la sorpresa.

—A-Adrian... ¿Qué estás haciendo? —Ella pregunta en tono nervioso, sus mejillas colorandose aún más, no esperaba un momento así y mucho menos a esta hora de la mañana.

—Ooh... ¿te puse nerviosa, bebé? —Él se burla en voz baja, quitando su mano que sostenía su mandíbula para luego moverla hacia su trasero, acariciandolo y dándole un suave apretón.

Lizi se sonroja completamente y entierra su rostro en la almohada, no puede creer que este creepypasta la haga sentirse tan nerviosa y tímida.

El titiritero se ríe en voz baja para luego agarrarla de las caderas y encajarla nuevamente contra su regazo, dejando escapar un pequeño gruñido de placer al sentir su redondo y suave trasero justamente en su bulto, provocando que muchas sensaciones placenteras recorrieran su cuerpo.

Lentamente el titiritero empezó a frotar su bulto ya endurecido contra su trasero, sosteniendo sus caderas con sus manos, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos, disfrutando la placentera sensación de poder frotarse así contra ella.

Lizi se muerde los labios y cierra los ojos también, ella ha empezado a sentir placer por la manera en la cual él frota su bulto contra su trasero, un momento agradable para ambos, momento que apenas comienza...

Mi Pequeña TítereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora