polilla

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Allá donde los relojes marcan las seis menos cincuenta, y el café es solo agua sucia con azúcar, ella despierta al revés, con esa mueca similar a las sonrisas de aquí. Siempre hay pequeños arroyos de aguas cristalinas que descienden desde su cama, y las sombras que juegan a las escondidas bajos sus ojos. Pero no fue así antes. Lo sabe. Como también sabe que quizá no tiene por qué cambiar eso. No lo quiere.

Las polillas suelen vivir cuando nadie puede verlas.

En la oscuridad de un secreto oculto, ellas sobrevuelan las capas de la embestidura de la noche junto a las lentejuelas lunares que parpadean por los astros lejanos, y en un descuido sus alas se resquebrajan, todavía sus intenciones no fueron escuchadas. Cae estrepitosamente, y en este sueño solo busca escuchar su voz, y siente que su cuerpo se comprime soltando todo el aire almacenado en un grito que quema su garganta.

Despierta.     

MOTHWhere stories live. Discover now