Veinte

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Al día siguiente la madre Louis se presentó en el hospital ya que la noche anterior había tenido que trabajar hasta tarde y para cuando Harry pudo localizarla, Louis ya había dado a luz a la pequeña nueva integrante de la familia y aquello tenía emocionada a la ahora abuela, por fin vería a su nieta.

- Pero mira que hermosura de bebé tenemos aquí-. Louis rió al escuchar a su madre hablarle de aquella forma a su hija.

- Mamá, suena muy raro que le llames así-. La mujer no le tomaba importancia a los comentarios de su hijo. Ella llevaba más de cinco minutos sonriéndole y mimando a la pequeña en sus brazo, la cual gustosa aceptaba los cariños de su abuela.

- Lo siento cariño, pero es que me recuerda a cuando recién te tuve en brazos-. Una sonrisa nostálgica se dejó ver-. Todavía no puedo creer que esta preciosura haya salido de tu vientre.

- Mamá, ¿cómo te sentiste cuando los doctores te dijeron sobre mi capacidad? Sé que no es normal-. Aquella platica era algo que tanto Louis como su madre nunca aceptaban tenerla. El temor al pensamiento de su madre y el hecho de que siempre haber creído que su condición había sido la causa de la desaparición de su padre.

- Desesperada-. Acomodó a la pequeña en sus brazos para que pudiese descansar a gusto en sus brazos-. Tu padre y yo teníamos miedo de cuando fueras grande, los médicos y psicólogos nos decían que lo más probable era que te gustase los hombres, pero siempre existían las excepciones y tu padre y yo temiamos de ello.

- Así que, ¿no te sorprendió cuando te dije que me gustaban los hombres?

- Para nada, cariño, me hubiese asustado que te gustaran las mujeres-. Jay sonrió y dejó a la bebé en brazos del castaño ya que la bebé empezaba a buscar comida-. Ya es hora que la princesa coma.

Horas después Harry apareció en la habitación. La madre de Louis le había pedido que fuera a su casa a bañarse y arreglar las pocas cosas que tenía de la bebé para su llegada ya que los doctores habían dicho que al paso en que Louis se recuperaba, probablemente ese mismo día podría irse a su casa.

- ¿Estás listo para cuando te den de alta?-. El rizado se encontraba a su lado acariciando la suave cabellera de la bebé, que para ser recién nacida había heredado mucho cabello.

- Estoy nervioso de cuando estemos solos, si llega a enfermarse o algo y yo entre en pánico-. A Harry no le gustaba ese temo que Louis tenía, él había demostrado ser un chico responsable.

- Estoy seguro que quien entrará en pánico seré yo, en el fondo tú sabrás qué hacer con ella ya que vivió en ti nueve meses-. Louis sonrió. Aquellos comentarios eran los que dejaban en claro que el rizado realmente había madurado y la fase de chico matón habia quedado en el pasado, siendo así el joven responsable por su familia.

Decir que toda la familia se había juntado para la bienvenida de la bebé era poco decir. Pareciese que la hermana de Harry y la mamá de Louis habían decidido volver a hacer una gran fiesta a pesar de solo recibir a su pequeña recién nacida pero desgraciadamente la gente no pudo disfrutar del nuevo ser, ya que parecía que ella no quería a nadie que no fuesen sus padres o su abuela, incluso Gemma llegó a ser ignorada por la bebé.

- Al parecer alguien será niña de sus padre-. El comentario de la chica había hecho reír a los pocos adultos que quedaban en la estancia.

- Mejor para mí, así no tiene novio hasta que sea más grande.

- Harry, acaba de nacer por favor-. Louis reía al ver al rizado hacer caras. Por lo menos sabría que de grande su hija tendría problemas con su padre sobreprotector.

A la hora de dormir, Louis había decidido que sus primeros meses la pequeña dormiría con ellos en su habitación y algo que el castaño gustaba de hacer, era recostarla en su pequeño después de darle de comer y verla cómo dormía, tan tranquila.

- Aprovecha mientras siga así de pequeña, que el tiempo pasa rápido-. Harry había entrado a la habitación sonriendo. Tenia a su familia, su pequeña y linda familia consigo.

- Todavía no puedo creerme que ella realmente estuvo en mi interior, hace poco estaba entrando en pánico por estar embarazado y ahora la tengo en mis brazos-.

- Yo no puedo creer que realmente haya estado aquí-. Acarició el vientre del chico y ambos rieron. Solo eran ellos tres disfrutando del momento.

🌗🌕🌓

Había pasado una semana desde el nacimiento de la bebé y Louis empezó a notar que su mamá había empezado a buscar revistas de moda e incluso el historial de su computadora empezaba a estar repleto de ello. Si no fuese porque veía el brillo de su anillo de compromiso en su dedo anular, él juraría que su madre se casaría de nuevo.

- ¿Puedo saber por qué tanto misterio?-. Una caja llena de rosas había llegado a su casa ese mismo día y Louis empezaba a preocuparse de su mamá.

- Oh cariño, no es nada malo, es solo que entre Gemma y yo nos pusimos de acuerdo para empezar a preparas las cosas para tu boda con Harry.

- ¿Preparar las cosas? ¿De qué hablas mamá?.

La boda. Ese era un tema que Louis había olvidado por completo por causa del nacimiento de la pequeña que en esos momentos dormía pacíficamente en su cuna.
La idea principal de ambos chicos era el poder casarse antes del nacimiento de la pequeña, pero por cosas del destino habían decidido que era mejor que Louis se recuperase del parto y así tuviesen su tan merecida fiesta.

- De la boda, recuerda que prometiste que te casarías cuando la pequeña tuviese un poco más del mes pero hay muchas cosas que se deben preparar ya mismo.

- No la recordaba, no he usado el anillo desde que nació-. Sonrió un poco.

- ¿Y qué estás esperando? Ese anillo debe hacerse lucir, amor.

En la noche, a la hora de dormir, Louis admiraba su pequeño anillo a la luz de la luna, con el anillo en su mano y su pequeña acurrucada en su pecho, hacia que el sentimiento de sentirse amado y completo hinchara su pecho de alegría y gozo. Nunca creyó tener una familia y a pesar de haber sido a una temprana edad, no se arrepentía de nada.

- Pronto tendré el mismo apellido que tú y papi, princesa-. Murmuró al cabello de su bebé y besó su frente. A partir de ese día empezaría a esperar con ansías su boda. Aquella que uniría aún más su vida a la del rizado.

Mi secreto | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora