— ¡Jungkook, la cena está lista! —su padre gritó desde la cocina, obligándolo a separarse de su ventana donde segundos antes, contemplaba la luna llena en compañía de las resplandecientes estrellas junto al sonido de las calmadas aguas cristalinas. Soltó un suspiro pesado y salió de su cuarto rumbo al comedor.
Bajó al segundo piso, encontrando a su madre sentada en el sofá con lo que parecían millones de papeles en el centro de mesa de caoba. Sostenía una calculadora con sus pequeñas manos y un lápiz entre sus labios, sacándole una sonrisa al castaño. La mujer levantó la vista y se quitó los cuadrados lentes sin marco mirando alegremente a su hijo. Se levantó y los dos caminaron al comedor donde el Sr. Jeon los esperaba con la mesa ya preparada con acompañamientos, mientras éste acomodaba el plato principal.
— Tienen que probar esta anguila, la atrapé esta mañana por Gijang-gun —dijo con una expresión de emoción en su rostro.
— Hace mucho que no comemos anguila —mencionó la mujer sentándose junto a su esposo, quedando los dos enfrente del menor.
Ambos tomaron los palillos mientras que el mayor de los tres esperaba expectante su reacción. Al primer bocado sus ojos se iluminaron, soltando halagos al hombre.
La cena fue amena, contando su día, en su mayoría del Sr. Jeon relatando las dificultades que tuvo al pescar la mercancía, o de los chistes que contaban los trabajadores al no tener nada que hacer en el momento. Justo ahora Jungkook se hubiera sentido completo entre las historias de su padre y los regaños burlones de su madre al verlo hablar con la boca llena, si no fuera por la gran incógnita que había dentro de su cabeza. Después de lo sucedido más temprano, no dejaba de darle vueltas al asunto tratando de saber el porqué del comportamiento de su madre. Con un suspiro tomó más anguila con sus palillos, combinándola con el arroz de su pequeño bowl, para después seguir comiendo tratando de poner atención a las anécdotas de su padre.
Una vez terminada la cena, todos llevaron los platos sucios al fregadero donde la madre del castaño comenzó a lavarlos, normalmente lo haría su esposo pero éste comentó que se había lastimado su rodilla en el viaje de regreso, así que agradeciendo el ofrecimiento de su mujer, le dio un beso en la frente y se fue a sentar al viejo sofá para empezar a ver cualquier programa. En cambio, JungKook fue al baño a cepillarse los dientes, fue a su habitación y desenchufó su teléfono para después desbloquearlo y revisar sus notificaciones, en su mayoría mensajes de Yugyeom preguntando si se conectaría para jugar, provocando una sonrisa en los labios del chico. Observó la hora y con una profunda respiración bajó las escaleras dirigiéndose a la cocina. Un pequeño tazón de arroz sellado con plástico, unos palillos de madera encima y a un lado un contenedor cuadrado con anguila fue lo que encontró en la encimera.
Inmediatamente el menor se acercó y tomando una bolsa de papel, metió la comida acomodándola de una forma para que no se cayera el contenido. Caminó hacia la puerta y cuando estuvo a punto de girar la perilla, su madre le habló.
— ¡No tan rápido, jovencito! —cerró sus ojos con fuerza y giró sobre sus talones encontrándose con su madre secando sus manos con la toalla de la cocina— ya sabes las reglas sólo...
— Sólo dejar la comida y no hablarle, ya lo sé, mamá —le dio una sonrisa ladina, pero cuando abrió la puerta una notificación le llegó de su teléfono que estaba en el bolsillo y rodó los ojos cuando intuyó que era su mejor amigo. Con ese pensamiento, una idea se cruzó por su mente, una descabellada idea— ¡Mamá! Mhm... ¿Puedo ir a la casa de Yugyeom después?
Su madre quien ya estaba sorprendida por el llamado inesperado de su hijo, se quedó más estupefacta al escuchar la pregunta. Miró el reloj de pared, dándole una mirada reprobatoria a su hijo, pero éste tenía esos ojos de un conejito abandonado que siempre lograban su objetivo. Y así, con una mueca y un suspiro de derrota, se acercó a él para darle un beso en la mejilla.
— Bien, pero sólo dos horas, ¿de acuerdo? —Jungkook asintió y comenzó a trotar calle abajo— ¡Y directo a casa cuando regreses! —gritó, viendo cómo su hijo comenzó a trotar de espalda dándole dos pulgares arriba, para luego girarse y seguir con su camino a la playa. La mujer al ya no verlo, regresó a la casa cerrando la puerta.
Las calles eran iluminadas por las tenues luces de las constantes farolas, haciendo más fácil el recorrerlas sin ningún problema. Aunque en realidad, Busan es un lugar realmente tranquilo; con sus aguas cristalinas y su clima agradable al tacto, dejaba a los turistas encantados. Jungkook lo que más amaba era la fina arena, le encantaba la sensación de ésta al estar en contacto con su piel. Por eso, cuando llegó al inicio de la playa, se quitó los zapatos y los calcetines, sonriendo al dar los primeros pasos en la movediza superficie.
Unos murmullos lejanos lo sacaron de su ensoñación sobre cierto rubio y a él correteándose y aventándose agua, sintiendo sus mejillas calientes a tal imagen mental. Se fue acercando a la tan conocida silueta, esa que supo de su existencia y su relación familiar hace dos años y medio. Y es que si JungKook no hubiera preguntado por qué su madre iba a dejar comida a ese anciano que veía por su ventana cada noche, tal vez no sabría quién es en realidad actualmente, aun así nunca le quiso decir su nombre. Aún no sabe y le desconcierta la actitud de su madre cuando viene el tema del anciano, muchas veces ha tratado de conectar puntos clave en su mente, sin embargo nada concuerda en su cabeza.
Al estar encerrado en sus pensamientos no se dio cuenta de que ya se encontraba parado a un metro del mayor, quien ahora sólo contemplaba el reflejo de la luna en el tranquilo mar. Normalmente, el castaño sólo dejaría la bolsa café cerca de él, haría una reverencia de 90° y regresaría a casa. Pero con la pequeña mentirita que le dijo a su madre, tenía tiempo para hacerle un par de preguntas. Rápidamente sacó su teléfono revisando la hora y, entrando al chat de su peli azul amigo, mandó un mensaje.
Si mamá pregunta, estoy en tu casa jugando videojuegos
20:34
Luego te explico, lo prometo
20:34
Bien, espero que la historia sea buena ¬¬
20:34
¡No te preocupes, JK, yo te cubro!
20:35
Con eso, guardó su celular en el bolsillo de su short y se acercó unos centímetros más para sentarse a un lado del mayor, sintiéndose nervioso comenzó a hablar. — Hola... —dijo suavemente, no queriendo espantarlo, pero este no se movió— Yo... soy Jeon JungKook —Nada, ninguna reacción, ningún movimiento, como si sólo fuera una estatua enraizada en la arena, un suspiro de rendición salió de sus labios— Te traje la cena, espero que te guste la anguila —dejó la bolsa junto a él, estuvo a punto de irse, le dio la espalda para comenzar a caminar y cuando menos lo esperó...
— Anguila —un bajo murmullo hizo que se detuviera— A él, le gustaba la anguila —giró encontrándose con los cansinos ojos del peliblanco, una ligera sonrisa se posó en sus labios, provocando una en la cara del anciano transformando sus ojos en dos medias lunas— Tú jovencito, tienes la misma sonrisa de tu madre.
Ese comentario lo descolocó por completo, ¿lo conoce? ¿Su madre sonrió con él alguna vez? ¿Cómo es que quisieron negarle su existencia? Muchas peguntas iguales se formulaban en su mente. Pero sólo una, retumbaba una y otra vez, haciendo eco en cada rincón de su cabeza:
¿Quién es "él"?
10/01/19
— MFMS
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Storys By The Sea ||×YoonMin×||
Romance- Volveré para devolverte tu corazón, así que espérame, porque vendré por el mío y sabes que eres el único que puede hacerlo, así que cuídalo y ámalo, porque eso haré yo. - Pero... ¿Cuándo sabré que volverás? - "Cuando veas el alba surgir... - ...Un...