NARRA KILLIAN
Simplemente era imposible. Ella no podía ser mi mate, ella no podía aparecer ahora.
¿Cómo pude pasar tanto tiempo conviviendo con mi mate y no darme cuenta? Sienna se me quedo mirando, sus ojos negros atravesaban mi alma.
Recorrí todo su cuerpo con mi mirada, desde sus torneadas piernas, pasando por el vestido blanco que traía puesto, hasta llegar a la sonrisa tímida que tenía en sus labios.
Esta tarde cuando se presentó en mi despacho, había notado lo bien que se veía, pero ahora, sabiendo que era mi mate... ¿cómo haría para controlarme?
_¡Killian! –Aria corrió a mi lado y me dio un fuerte abrazo- No lo puedo creer. ¡Viniste!
Le devolví el abrazo, todavía un poco confuso por los recientes sucesos.
Sienna. Sienna, la humana que mi hermana salvo y que con tanto empeño se esforzó por conservar en la manada. Era mi mate. ¡Mi mate!
Toda la vida creí que jamás la encontraría, que después de perder por completo el sentido del olfato jamás notaria quien era. Jamás sentiría su aroma.
Pero ahora, durante la Iunae Lumen. Sienna llevaba a donde fuera, un aura blanquecina a su alrededor, indicando que era mi compañera. Mi mate.
No olía nada, no la olía a ella, no sentía el olor del bosque o del resto de licántropos en la manada, pero aun así había logrado encontrar a mi mate.
_Vamos, hay que seguir festejando. –Aria tomo mi brazo y Sienna nos siguió por delante, hablando con una de las amigas de mi hermana. -
Se veía hermosa, ese vestido se le ajustaba al cuerpo de manera sorprendente y su cabello oscuro se meneaba con cada paso que daba.
El aura blanquecina seguía ahí y probablemente lo haría durante algunos minutos más. Pero yo aún no lo podía creer. Cerré mis ojos con fuerza y los volví a abrir, pensé que quizás era mi imaginación jugándome una mala pasada ¡pero no! El aura seguía cubriéndola de pies a cabeza y ella se veía tan radiante como la primera vez que la vi. Cuando pensé que era una loba.
De inmediato recordé todo lo que Aria me había contado mientras discutíamos. Y si ella no la hubiese encontrado en el bosque, o no hubiese insistido tanto en que se quedara. Por la Luna, si Sienna no me hubiese convencido de ir a la celebración de Iunae Lumen. Jamás me habría dado cuenta que ella era mi mate.
Nos sentamos en unos troncos que se encontraban cerca del Lago al que solíamos ir mi madre, Aria y yo. Todo estaba calmado, el agua se veía iluminada por la Luna, la misma que me permitió encontrar a mi compañera. Todavía no lo podía creer.
Sienna se sentó en uno de los troncos y yo sin pensarlo ni un segundo me senté a su lado. Los amigos de Aria no paraba de hablar, hacia media hora que estábamos sentados al lado del lago y yo en todo momento me la había quedado viendo, todavía me resultaba extraño tenerla tan cerca y saber que ella era mi mate.
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Luz de Luna (Saga Lunas) 1er Libro
WerewolfLuz de Luna (Saga Lunas) Primer libro Sienna, a sus 17 años ha vivido muchas cosas. Y solo espera ansiosa la llegada de su mayoría de edad. Pero todavía le queda mucho camino por recorrer. Muchas más cosas por vivir y sobre todo, un mundo entero esc...