cap 2: 1/2

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Desde pequeñas, yo me desesperada con Lucero. Es que es muy terca. Además, aveces me hacía sufrir porque es la persona más indirecta que conozco y nos hacía pasar, a mi mamá y a mi, cada vergüenza... Ahora que va a cumplir 18 años, todavía lo hace.

Me acuerdo del día de la zapatería, ella tenía 6 años.

-¡Quedo esos!...¡Y esos!- frente a la zapatería señalaba los zapatos.

Yo sabía que ninguno le quedarían. No podía dar pasos con ellos. Lucero sólo usa "tanques", como llamamos a sus zapatos ortopédicos, por que con sus pies planos y sus deditos desproporcionados, cualquier tipo de zapato le molesta.

Y aunque la compra sea inútil por que nisiquiera a mi me servirían ya que ella calza bastante más chico que yo, estaba segura de que mi mamá se los compraría. Mi mamá le daba, y le sigue dando, gusto en todo.

-¡Quedo esos, mamita chula..., y esos y esos! ¿Si mamita chulita?-

Mi mamá abrió su bolsa,  revisó el monedero y entramos a la zapatería.

En aquel tiempo, yo tenía muchos celos de Lucero. Me caía mal. Se puede decir que casi la aborrecia. Para mi ella sólo era una niña demasiado consentida. Era la hermanita fea, moquienta, babeante y deforme que me hacía sentir avergonzada delante de mis amigos y de toda la gente.

-¿Me pedo ponel esos, y esos, y esos, y tamben esos?- gritó con su voz ronca y gangosa, señalando, a lo loco, los zapatos.

-Claro que si, chiquita, todos los que quieras- le respondio mi mamá con cariño.

-¿Yo también me puedo probar unos?-le pregunte algo cortada. La inseguridad me dominaba cuando pretendía competir con Lucero.

-Espera, adelita, vamos a ver... Después de que Lucero escoja los suyos, aver si nos alcanza para los tuyos-la respuesta no me sorprendió.

Enfurruñada, me senté a contemplar cómo mi mamá complacia a su hijita.

¡Cuantas veces había deseado despertar y verme transformada! No anhelaba ser rubia de ojos azules, no quería convertirme en princesa o en una estrella de cine, no quería ser Miss universo ni Marilyn Monroe; no. Yo deseaba ser una niña down, como Lucero.

Muchas veces, cuando ella dormía, cogía sus lentes y me los ponía; me miraba frente al espejo, mirando con dificultad a través de los cristales con demasiado aumento; me jalaba los ojos con los dedos para rasgarlos; abría un poco la boca y sacaba tontito la lengua. Quería tener la cara de Lucero. Me jorobaba un poco y sacaba el estómago. Quería tener el cuerpo de Lucero. Enchuecaba los pies y caminaba torpemente, para verme como Lucero, para ser como ella... ¡Para que mi mamá me quisiera como Lucero!

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Esta es la primera parte del cap dos de atados a una estrella espero que les allá gustado hasta la próxima SAYONARA

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⏰ Última actualización: Jan 14, 2019 ⏰

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