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No le era difícil la rutina para el peliteñido: levantarse, ir al baño, lavarse los dientes y la cara, cambiarse, desayunar. Siempre lo mismo, todas las mañanas. Sin embargo, estaba tan cansado de aquello. Tanto así que antes de levantarse chequeó las notificaciones de sun teléfono celular logrando sacar un leve carcajeo por parte del ser con alas que lo observaba impaciente a su lado.

—Oh, si. Muy rebelde.— Se burló el mayor sabiendo que Sehun no lo oía. El nombrado al notar que su celular se encontraba totalmente nulo de notificaciones decidió volver a bloquearlo estirandose a los pocos segundos.

    El estudiante de último año se dispuso a levantarse de su cama llendo hacia su closet, adentrándose allí rápidamente. Esta vez no desayunaría; esta vez se alistaria y saldría sin temor de lo que le podría llegar a pasar. Vestiría sus mejores prendas y usaría su mejor sonrisa. Hablaría de la mejor manera y se sacaría las mejores notas... ¡Si! ¡Eso haría!

—No lo hará.— Susurró quien seguía recostado sobre la cama de su pequeño, volviendo en si luego de notar que Sehun no traía camiseta. Ese hombre lo que menos tiene es fealdad, pensó para si mismo. Se levantó rápidamente de la cama y apoyó sobre la puerta del closet reposando su cabeza en la misma y cruzando sus brazos al unísono.

      Sehun tomó animado su camiseta favorita mientras pensaba seriamente con que jeans combinarla, sonriendo al tener una idea concreta que, de lejos, parecía ser la ganadora. Los alitas del mayor comenzaron a brillar con ferocidad arrojando pequeñas partículas de diamantes al aire volviendo a tenerlo en una nube de algodón de azúcar.

—¡Despierta!—. Exclamó su conciencia notando lo perdido que estaba su dueño en la sonrisa de su pequeño, tanto así que había vuelto a tener los ojos en forma de corazón.—¡Vamos, despierta!—. Gritó más fuerte logrando que de una vez por todas, volviera en si.

      El pobre ser con plumas agitó su cabeza intentando alejar todos los pensamientos amorosos que tenía para con su protegido. Observó con detalle las prendas que el contrario había elegido, asqueandose un poco:—Ugh, necesitas ayuda.— Confesó dejándolo sólo.

     Salió de la habitación atravesando varias paredes e hizo varios pasos hasta llegar a la habitación de su mejor amiga, la hermanita de Sehun, ChaeYoung. Tocó la puerta abriendola al unisono, encontrándose con la pequeña infante durmiendo en su cama pintada de hermosos tonos pasteles de lilas y celestes. Se sentó a su lado, comenzando a acariciar su cabecita y a llamarla dulcemente.

—Chae...—Canturreo logrando que la pequeña se despierte lentamente. —Buenos días, bebé.

—¡Angelito!—. Exclamó la pequeña hecha una bola de emoción, saltando rápidamente a abrazar a su amigo se alas blancas.  —¿Qué haces aquí? ¿Hunnie se portó mal?—. Preguntó ladeando su cabeza y llenando de ternura al ser ajeno.

—No, pequeña.— Negó el mayor soltando una pequeña sonrisa a causa de la caricia al alma que la ternura de la menor le había dado. —Es que te necesito para darle un regalo, recuerda que el no logra verme.

    No tardó demasiado para que lograra convencer a la menor de ayudarlo a cambiar las prendas tan horribles que Sehun había elegido usar en su día especial, por lo que poco después de la pequeña charla que mantuvo con la niña ya se encontraban de vuelta en la puerta del cumpleañero.

—¡Hunnie!—. Chilló ChaeYoung adentrándose a la habitación siendo seguida por el ser con alas. —¡Feliz cumpleaños!—. Felicitó saltando rápidamente a los brazos de su hermano mayor, quien lo miraba molesto y sorprendido a la vez.

—Chaennie, es demasiado temprano para que estés despierta.— Retó recordando que apenas son las seis y veinte de la madrugada. El ser superior se castigó mentalmente al notar que había cometido un error al llamar a la niña tan temprano.

—Pero Hunnie, ¡Vine para ayudarte a elegir la ropa que usaras hoy!—. Contó la menor tan feliz que el cumpleañero no se contuvo, permitiéndole a su hermana quedarse el tiempo necesario pero con la condición de que luego se iría rápidamente a dormir.

    A Chae le pareció más que genial el acuerdo y a su amigo con alas también.

—Entonces... ¿Qué me recomiendas?—. La pequeña miró con sigilo a su hermano, para luego ver a su amigo quien le guiñó el ojo mostrandole una percha con la ropa ya terminada, la cual descansaba sobre una silla lejana. Ella sonrió confundiendo aún más a Sehun.—¿Todo en orden?

—¡Usa eso!—. Chilló la castaña ignorando la pregunta de su mayor. —A Baekkie le gusta y a mi también.

—¿Baekkie?—. Los ojos de los dos cómplices se abrieron de par en par notando que la menor de ellos había metido la pata. El denominado Baekkie por la pequeña comenzó a mover sus alas nervioso, logrando alterar a la más nena.

—Úsalo y listo, Sehunnie.— Pidió ChaeYoung con tono de autoridad, tanto así que Sehun levantó sus cejas sorprendido.

    Determinado, tomó las prendas indicadas y se dirigió hasta su baño, donde ya se encontraba el ser aparte preparado para ver el exquisito cuerpo de su pequeño. Mordió su labio levemente intentando ahogar todos los pensamientos lujuriosos indignos de un Ángel y se empeñó en asegurarse de que la ropa le quedase perfecta.

     Sonrió felizmente al notar que la combinación de todo le lucían increíble y se felicitó mentalmente por tan buen trabajo. Al cabo de unos segundos salió del baño esperando a que su pequeño hiciera lo mismo, aunque este se encontraba asombrado por el instinto de supermodelo que su hermana pequeña tenía, ¿cómo una nena de ocho años y medio podía combinar tan bien las prendas de hombre? Simplemente increíble.

—La ropa no tiene género.— Se permitió bufar el ángel al oír los pensamientos de su allegado. ChaeYoung lo miró asustada y se atrevió a preguntar:—¿Todo en orden, Baekkie?—. Y por más que el Ser quisiese decirle la verdad, la voz de Sehun se lo impidió.

—¡ChaeYoung! ¡Mirame! ¡Estoy hermoso!—. Chilló el estudiante saliendo del baño, arreglandose el dobladillo del pantalón al unísono causando que pierda el equilibrio y caiga sobre el pequeño ángel.

    Si bien Sehun no sintió nada más que el piso, el Ser superior sintió mucho más que eso. Su pequeña alita blanca comenzó a oscurecerse, estaba rompiéndose. Los ojitos de este se aguaron rápidamente al tiempo que su pequeño se levantaba del suelo con ayuda de ChaeYoung.

—¡Haz roto a Baekkie!

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⏰ Última actualización: Jan 12, 2019 ⏰

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