Me desperté por qué alguien me estaba acariciando la espalda, al abrir los ojos vi a Dani, tenía el brazo debajo de la toalla y me estaba acariciando la espalda, yo seguía con la cabeza apoyada en su pecho.
-Buenos días bella durmiente. –dijo sonriendo.
-¿Qué haces? –pregunte.
-Buenos días a ti también Dani, ¿Que tal has dormido? Bien, me alegro muchísimo.
-Buenos días Dani. –dije para después darle un beso en la mejilla. -¿Qué haces?
-Aquí, viendo el maravilloso sol. –dijo con un tono poético, cosa que me hizo ahogar una carcajada. – Ah, y esperar a que despiertes, cosa que ya has hecho. –dijo con un tono gracioso, cosa que me basto para morirme de la risa.
You call me up, - Empezó a sonar mi móvil desde alguna parte, me levante corriendo.
It’s like a broken record
Saying that your heart hurts
Thought you never get over him getting over you,
And you end up crying
And i end up lying,
Cause I’m just a sucker for anything that you do,
And when then phone call finally ends,
You say thanks for being a friend
And I’m going in circles again and again.
-Dígame. –dije una vez lo había encontrado y sin mirar el nombre.
-¿Mar? –pregunto mi hermano del otro lado.
-No, tu abuela. –dije con tono sarcástico.
-¡Ah, hola abu!
-¡So tonto! –grite. -¿Qué quieres?
-No sé, dímelo tú, son las nueve de la mañana y nadie puede abrir tu habitación, todos creen que estas durmiendo, pero como yo soy muy listo, pues he decidido llamarte.
-En 20 minutos estoy en casa te quiero. –dije para luego colgar.
Vi que Dani se había vuelta a dormir, “menos mal” pensé, ya que estaba en ropa interior, pues de los nervios había tirado la toalla.
Rápidamente me vestí.
-¡Daniel Oviedo Morilla! –grite, haciendo que despertara.
-¿Qué pasa?
-Son las nueve de la mañana. –dije.
-¡Me van a matar! –dijo ya de pie.
-¡Vístete so memo! –le dije, al ver la intención que tenia de irse en bóxers del “paraíso”.
-Ciertamente, ciertamente. –dijo él, haciendo que yo riera.
…………………………
Estábamos en la puerta de casa de Dani.
-Dame tu número, así hablamos. –dijo Dani.
-Apuntalo aquí, el tuyo. –le dije dándole mi móvil.
Apunto su número y me lo devolvió.
-Ya hablamos. –dijo para luego darme dos besos y entrar en su casa.
“Y ahora como mierdas entro en casa sin que se den cuenta” pensé.
-¡Martina! – oí la voz de mi madre.