Nota: el capitulo no ha pasado por una profunda edición y es posible que sufra cambios en los futuros días.
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Sentado sobre la cubierta del barco bajo la sombra del árbol, con las manos detrás de su cabeza y con los ojos cerrados, Zoro escucha el alboroto que parece siempre acompañar a todas partes a la pequeña banda pirata. Robin y Nami a pedido especial de Wado decidieron que todos deberían ocupar algún lindo peinado y han estado en eso toda la mañana. Zoro decidió apartarse del grupo antes de terminar con algún estúpido peinado que Nami decidiera hacerle en venganza por todo el dinero que le debe. Mientras que la risa de Luffy quien espera por su turno parece desaparecer entre el sonido de las olas y las melodías que Brook crea con su guitarra; el espadachín muerde dentro de su boca para no sonreír, pero la sensación cálida en su pecho no desaparece. Ha sido así desde hace un tiempo cada vez que escucha a Luffy reír, quizás más tiempo del que él mismo se atreve a aceptar.
Zoro admitió sus sentimientos en una isla deprimente que parece no conocer la luz del sol, con su cuerpo aun sufriendo las secuelas de lo que significaba cargar con el dolor de Luffy y a partir de las noticias que llegaron en la forma de su jurado rival, sobre una guerra en la que su capitán había participado con la única intención de salvar a su hermano mayor de una ejecución. Zoro recuerda escuchar la desesperación en su propia voz cuando pregunto sobre lo que había ocurrido en el campo de batalla, el dolor en su pecho que nada tenía que ver con sus heridas y las lágrimas que se negó a derramar cuando escucho sobre el desgarrador resultado de la guerra; lagrimas que no tenía derecho a derramar luego de haberle fallado a Luffy al no haber estado junto a él cuando más lo necesitaba.
Su amor por Luffy fue dejarse caer de manos y rodillas al piso, con heridas que aún no sanan del todo y sangran a través de sus vendajes; mientras inclina su cabeza hasta que su frente toca las frías baldosas del piso y sus espadas que solían ser su posesión más preciada han sido descartadas a un lado, al igual que su orgullo frente al hombre que ha jurado derrotar. Zoro le suplico al mismo hombre que le dio la cicatriz que marca su pecho por una sola razón: ser más fuerte, tan fuerte que pueda ayudarle a Luffy cargar con su dolor.
Esa es su promesa, ser tan fuerte que ni la misma muerte pueda hacer que lo abandone otra vez. La razón por la que blande sus espadas una vez más hasta que el enemigo sea derrotado y no estorbe en el camino del futuro rey pirata.
– Luffy, quédate quieto – pide Robin. Zoro abre su único ojo para observar a Luffy, quien está sentado en la posición de loto mientras Robin le trenza el cabello – ahora solo me faltan las flores
– Quiero las mismas flores que Brook – pide Luffy, moviéndose hacia los lados mientras sujeta sus piernas –
– Elegí unas especialmente para ti – dice Robin, llamando la atención del capitán quien asiente. Robin coloca las pequeñas flores entre el cabello ya trenzado en forma de una corona en la cabeza de Luffy – Estas pequeñas flores se llaman clemátides, crecen en un arbusto y la primera vez que las vi en la base de los revolucionarios, supe que iban perfecto contigo.
– Gracias, Robin – dice Luffy, tocando de manera delicada debajo de donde una de las pequeñas flores se encuentra – utilizaste flores de tu jardín para todos
– Sí, pero eran flores que necesitaban ser podadas de todos modos – responde Robin, sonriendo al capitán –
– Luffy y yo tenemos el mismo peinado – celebra Wado, descansando su mejilla sobre el regazo del hombre de goma –
– Creo que el de Kitetsu es genial – dice Nami – va con su estilo
– Solo lo dices porque tú lo hiciste – señala Ussop, cuyo cabello solo fue adornado con una flor amarilla –
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Una sonrisa es su espada [Zoro x Luffy]
FanfictionZoro es el primero en admitir que en el Grand Line hay que esperar lo inesperado pero siendo sinceros nunca espero que sus espadas, las mismas que siempre lleva atadas a su cadera, se convirtieran en niños. Esta historia contiene múltiples spoiler...