Parte Única

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Las ojeras que portaba suplicaban perdón a sus ojos, su cabello se contoreaba en dos ramas separadas tal como ella en su interior y descansaba sobre su espalda.
El porte elegante que poseía la distinguía de las demás y su seriedad hacia justicia a su forma de hablar, recta y concisa.
Pocas palabras intercambiaba con las demás, más bien ninguna mas a alguien especial. Su alguien especial.
Solo sonreía al verla, y cuando ésta le hablaba, aunque no solía hacerlo pues la chica daba miedo. Pero la había protegido, aunque ella no lo sabía.
Arrastraba muchas memorias que no sabría olvidar, mas no le importaba en realidad.
Tantos años tratando con el mismo suplicio, solo para conseguir un futuro perdido que ante ojos de todos era imposible.

No era suficiente.

Sus gafas relucían con el sol de marzo y sus ojos lilas esperanzados, totalmente atentos, observaban a su alrededor.
Las trenzas que llevaba se contoneaban de lado a lado alegremente.
Era muy tímida mas nada de eso importaba porque tenía una amiga y una mentora, las cuales le ayudarían y cuidarían en cualquier caso, igual que ella se preocupaba por ambas chicas.
Tanto cariño había tomado por su amiga, le había salvado de tomar una decisión irreversible y le debía la vida. Por eso estaba ahí, para salvarla.
Todo lo que recordaba era doloroso y por fin, estaba consiguiendo buenos recuerdos y el cariño que tanta falta le hacía, mas sabía que mucho no duraría, pues la realidad tenía que enfrentar. Solo estaba para protegerla y no lo iba a conseguir.
Su pesadilla sólo había comenzado.

Nadie la creyó nunca al ser así, porque es la misma persona, después de doce años de constante sufrimiento y lo consiguió.

La salvó.

¿A qué precio?

¿A qué precio?{Homura Akemi} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora