3

35 3 0
                                    

- Ya hemos llegado.- bajé y le abrí la puerta.

- Wow.-dijo mirando a todo su alrededor alucinada.

La verdad es que tengo mucho dinero vivo con lo mejor, todo es lujoso y eso, pero yo no le doy mucha importancia, supongo que ella jamás habrá podido vivir en semejantes condiciones.

- No puedo aceptar vivir en estas condiciones y no pagarte nada.

- Simplemente hazme compañía, hazme saber que mi existencia en este lugar puede ser mejor que la que he tenido hasta ahora.

Sonrió, como una niña pequeña cuando va por primera vez a Disney.

Ya en el piso le di una habitación yo me fui a la ducha .Odiaba la sensación de sentirme sucio. Estar bajo el agua me relajaba.

Me enrollé una toalla a la cintura y me dispuse a vestirme en mi cuarto.

Cuando llegue me encontré a Nala que instantáneamente al verme se puso rojísima y se giró, yo mientras me empecé a vestir.

- Quiero que sepas que aunque esté desesperada y no tenga a nadie no pienso venderme. No voy a ser sirvienta de nadie y de ningún tipo.- Dijo con la cabeza en alto.

- Yo no quiero utilizarte para nada, solo ayudarte. Eres libre de hacer con tu vida lo que te plazca, no quiero que me des nada y menos que seas mi sirvienta, yo respetaré tus decisiones, pero debes decidir-lo ahora y deberemos poner unas normas.

- Va-vale, pero yo no quiero que me ignores Peter.- me dijo con cara triste y mirándome a los ojos. Eso me hizo sentir la misma cosa rara e incómoda de antes, era como cuando estás en una montaña rusa haciendo cola y tienes esos nervios extraños y ansiosos por subir , solo que yo de lo que tenía ganas era de besarla, pero no iba a sucumbir a esa sensación , antes debía y quería comprender porque sentía eso.

Alas rotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora