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El único hijo de la familia Davenport siempre tuvo todo lo que quiso servido en bandeja de plata.

Siempre la mejor ropa.

Las mejores cosas.

Las mejores mujeres.

Los mejores días.

Y ese dia, estaba siendo exactamente igual que los otros, con una mínima diferencia, hoy comenzaba la universidad de contabilidad para poder continuar con el trabajo familiar.

Se vio frente al espejo, su cabellera rubia en un jopo hacia arriba lo hacía ver elegante, llevaba una polo y unos pitillos ajustados pero no tanto, y unos zapatos muy costosos de alguna marca genial.

Su madre siempre le decía que tenía que estar presentable tanto en su forma como en su hogar, y eso estaba haciendo el, según él, se veía admirable y poderoso.

- Aquí tiene su chaqueta señor. - Ana, la ama de llaves más antigua, de nacionalidad ¿colombiana? ya no lo recuerda, le tenido su chaqueta azul oscuro y el solo la miro de reojo, no agradeció, el nunca lo hacía. - Iré a prepararle el desayuno ¿Algo que desee en particular?

- Sorpréndeme. - Le dijo secamente, la señora se fue lentamente mientras asentía, se veía genial.

Se sentía genial.

(...)

La pequeña Mía se había despertado hace ya media hora, y ahora esperaba pacientemente a que su taza de café se calentase en la hornalla de aquel horno tan antiguo que tenia, a veces perdía gas pero era muy bueno.

No se había podido bañar, el agua estaba muy fría, y tampoco pudo ponerse su vestido de flores que su mama le había dado ya que tenía un agujero por las polillas y no tenía dinero para raparlo, así que se puso unos pitillos gastados de tanto usaba, una remera con bolados blanca y unas converse que aseguraba que eran blancas, pero de tanto uso estaban marrones.

Aun habiendo tenido una mañana desastrosa ella estaba feliz y agradecía por todo, había sido becada para ir a una de las universidades más prestigiosas de Miami a estudiar diseño grafico.

Cuando el café ya estaba lo suficientemente caliente lo bebió lentamente mientras pensaba en las maravillosas cosas que tendría la nueva universidad, se había acostumbrado a institutos públicos y no conocía más que ello, pero ahora, era su momento de demostrarle a todos que ella, aun teniendo poco, lograría cosas grandes.

Salió de su casa mientras tomaba con fuerza su bolso, había conseguido suficiente pasta para una libreta con perritos y un par de biromes, se sentía tan renovada que la sonrisa no se le borraba por nada. Espero pacientemente en la parada de bus, y cuando este arribó, palpo sus bolsillos y se dio cuenta de algo.

No llevaba dinero para el bus.

- Si no pagas no te llevo, leyes son leyes. - El conductor le dijo secamente a Mía, y ella solo lo miro con tristeza, saludo con un hasta mañana y el bus partió.

Tendría que caminar.

(---)

Luego de un desayuno completo y variado desde frutas hasta unos panqueques se monto en su Lamborgini rojo pasión y se calzo sus geniales gafas a la moda. Miro la casa de verano de su padre, que ahora era de él como regalo por empezar la universidad y luego de morderse el labio por pensar en todas las fiestas que haría hizo rugir el motor de su cochazo y salió chillando llantas hacia su universidad nueva.

Zack solía ir por la calle extremadamente rápido, le gusta que el motor de su coche rugiese con fuerza y deslumbrase a todas las bellezas de Miami.

Pero ninguno de los dos lo sabía, ni que Zack iría tan rápido ni que Mía estaría cruzando la misma calle por la que el pasó.

Zack freno de golpe en el semáforo en rojo y se recostó en el asiento, mientras que por la senda peatonal a mientras Mía cruzaba la calle y se iba por la vereda de la avenida, Zack la miro de reojo y se rio.

Tontos los que tienen que caminar, pensó él.

Su auto era demasiado extravagante, pensó ella.

Zack dobló en la misma dirección que ella y nopudo evitar mirarla unos segundos más, luego arranco a fondo y llego en minutosal campus. 

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Alex Pettyfer como Zack Davenport.

SoSugar.~

El precio de la vida [Pausada Temporalmente y en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora