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El chico Ortega marcaba con insistencia a su mejor amigo, se hacía tarde y no encontraba a Temo.

Pero, López se encontraba en grandes problemas.

GRANDES PROBLEMAS.

Como pudo Temo corrió al ver el rostro enfurecido del chico rizado, sin embargo terminó siendo jalado por la muñeca.

Un toque que a pesar de que era por parte de alguien molesto parecía que había puesto algo de delicadeza al tocar al chico López.

-Dame tu teléfono.- Dijo Aristóteles con un tono demandante tratando de no ver a los ojos al chico más bajo.

-...No.-Contestó Temo viendo fijamente al chico Córcega.

El chico rizado bajó su mirada y lo vio, Temo lo veía con seguridad, casi desafiante.

-¿Por qué no?, ¿cuál es tu problema, reporterito?.-Preguntó el mayor viendo al chico a los ojos, obligándose a no perderse en su mirada. Aprovechando un descuido del más pequeño y tomando el teléfono.

-¿En qué te afecta que yo haga una maldita nota? Soy un Don nadie para ti y tu mánager.-Dijo Temo sintiendo como se cristalizaban sus ojos.

Aristóteles aflojó un poco su agarre, el reportero había oído cómo su padre hablaba mal de él.

Iba a soltar al más pequeño hasta que sintió el teléfono de Temo vibrar en su mano. Al revisarlo vio la foto del menor y el chico que lo acompañaba como fondo de bloqueo.

Ese extraño sentimiento había vuelto. Lo odiaba.

-¿Cuál es la contraseña?.-Preguntó Aristóteles apretando la quijada tratando de no ver al menor a los ojos.

-No te la voy a decir.-Contestó Temo con su ceño fruncido y sus ojos aún cristalizados.

El teléfono volvió a vibrar, ahora por la llamada de un tal Diego, mostrando la foto del contacto, el mismo chico que acompañaba al reportero , haciendo que el rizado llegara a su límite.

Ni siquiera pensó lo que hizo.

-¿QUÉ TE PASA? ERES UN IMBÉCIL.-Gritó Temo soltándose del agarre del otro al ver como su teléfono era violentamente estrellado al piso. El chico López fue detenido por Robert, quien lo tomó por el brazo.

Y sí, Aristóteles sabía muy en el fondo que se había pasado, pero una sonrisa de autosuficiencia se hizo presente en su rostro.

Pero, lo que el rizado no veía venir era el carácter con el que contaba el chico López y su sistema de defensa.

Y cuando menos lo esperaba sólo alcanzó a ver como el pequeño chico le intentaba dar una patada en el rostro violentamente, para su suerte fue salvado por su guardaespaldas Robert.

Aunque el pobre guardaespaldas recibió la patada pero en el estómago y unos cuántos moquetazos que casi lo noquearon.

El chico parecía inofensivo, parecía.

Hasta el mismísimo Aristóteles alzó un poco las cejas y batalló demasiado en no dejarse intimidar por ese lado del chico bonito.

-¡TEMOOOOOOOOOOO!.-Gritó Ortega corriendo hacia su amigo para abrazarlo y asegurarse de que estuviera bien, para después ver al guardaespaldas y hacer el conocido sonido de una serpiente, empujándolo en el acto.- Vuelve a tratar de tocarle un solo pelo y te entierro cien metros bajo tierra, mortal.

Y el pobre Robert asintió con miedo sobando su estómago después del golpe que recibió ahí.

Cuauhtémoc vio a Aristóteles con odio y fue detenido por Diego, el chico Ortega ya sabía que su mejor amigo había aprendido kárate cuando eran niños y que cuando lo tocaba un extraño era capaz de usarlo en su contra.

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⏰ Last updated: Mar 15, 2020 ⏰

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HATER [Aristemo]Where stories live. Discover now