P R E F A C I O

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En un mundo donde todo lo que se ve es puesto en tela de juicio, hay veces que lo mejor es ocultar lo que somos, lo que creemos firmemente ser, porque, al exponerlo, corremos el riesgo de intentar ser cambiados. Así es el mundo, así es la gente, si observan, por un breve instante que puedes alcanzar más de lo que ellos pueden, luchan, con sus mayores fuerzas, para que eso jamás suceda, hacen hasta lo imposible por convencerte de que, eso que eres, no puede ser, hasta lograr perderte a ti mismo.

Es por eso, y más razones, que cuando se siente en el interior que alguien es especial, que alguien es diferente, nos aterramos, sin saber que en realidad, todos somos diferentes, pero estamos ocultos en lo más profundo de una habitación oscura, temiendo salir y ser lo que antes éramos, eso que expusimos, que revelamos al mundo, eso que nos arrebataron para volvernos iguales a otros.

Y la verdad es, que no nos aterramos por nosotros, nos aterramos por aquellos que osan a mostrar su verdadero ser, porque es ahí cuando sus vidas comienzan a complicarse, es ahí cuando su luz se apaga y su habitación carece de claridad, y de felicidad. Tememos porque recordamos como apagaron la nuestra.

Tal cual esas eran las palabras que Kelsey se repetía cada día al despertar en esa incómoda camilla, en ese tétrico lugar en donde debía permanecer cual fugitiva junto a otros, por la simple razón que rige al mundo entero: ser diferentes, tan diferentes como para llegar mucho más alto que otros.

Pero no hay que adelantarse, las mejores historias son las que se cuentan desde el principio.

Elementos Fantásticos. [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora