—¿Dónde está Zedahla ahora? —preguntó Rick.
—Durmiendo —dijo Lachlan con voz áspera. Ahora que la inflamación estaba empezando a bajar, era obvio que Zedahla era poco más que una niña. Si tenía en realidad la edad suficiente para casarse, era por un puñado de semanas a lo sumo.
—¿Ha dicho algo sobre su marido?
—Sólo que es probable que la abandone. Al parecer, en la cultura de Zedahla, eso la haría una paria. Por lo que puedo decir, estaba en el hospital para visitar a su madre, pero con la vergüenza del supuesto divorcio, incluso sus propios padres podrían rechazarla.
Durante todo el día, Lachlan había repetido la escena horripilante una y otra vez en su cabeza. Si se hubiera quedado fuera, ¿el resultado habría sido diferente? ¿Acaso lo había hecho peor al interferir? Pero entonces cerraba los ojos y veía a la joven herida, sangrando y con dificultades para levantarse mientras su marido le gritaba y trataba de golpearla de nuevo, y las dudas de Lachlan desaparecían. Paria o no, las posibilidades de una vida feliz para Zedhala habían mejorado mucho.
—¿Qué pasará cuando dejemos este planeta? —preguntó Ryan.
—La llevaremos con nosotros —dijo Mikayla. Lejos de estar molesta, su bella esposa había quedado horrorizada por las lesiones de la joven y se había convertido rápidamente en muy afectuosa.
—Vamos a pensarlo cuando llegue el momento —dijo Lachlan en voz baja.
Le gustara o no, y con independencia de las normas aceptadas de la cultura y las leyes de ese planeta, permitiría a Zedahla tomar sus propias decisiones. Si ella decidía quedarse aqhí y vivir la vida de un paria, Mikayla, Lachlan, y el resto de sus hermanos no tenían ni voz ni voto en el asunto.
—¿Qué pasó con la policía? —preguntó Brock.
—No han presentado cargos, por el momento, al menos. Eso es favorable, pero necesitan que Zedahla presente cargos contra su marido antes de que puedan atribuir mis acciones a la defensa de ella. —Sacudió la cabeza cuando la información que la policía había compartido con él, una vez más lo hizo sentirse mal del estómago—. Al parecer, la violencia doméstica es un gran problema en la comunidad donde Zedahla vivía, pero las mujeres simplemente no informan de ello.
Era obvio para Lachlan por la negativa de Zedahla a pedir asistencia en el hospital que las mujeres estaban condicionados a creer que sus maridos tenían derecho a tratarlas de la manera que lo hacían.
Es posible que muchos vivieran una vida feliz y plena en esas condiciones, pero al igual que en las relaciones Dom/sum, un hombre débil y egoísta podría tomar ese poder y convertirlo en algo cruel y peligroso.
—¿Y qué pasará ahora? —preguntó Ryan.
—Por ahora creo que tenemos que concentrarnos en conseguir terminar nuestro contrato. Todavía tenemos varios meses de estudios geológicos por delante, pero me gustaría hacerlo más rápido, si podemos.
Todo el mundo estuvo de acuerdo.
****
Pasó menos de un día antes de que llegara la policía para acusar formalmente a Lachlan de asalto. Afortunadamente, Zedahla era lo suficientemente valiente para dar su versión de los hechos y los cargos fueron retirados sumariamente.
Su siguiente visitante, sin embargo, no traía tan buenas noticias.
El pomposo hombre rechoncho, un poco arrogante llegó sin aviso, exigiendo hablar con Zedahla, e hizo lo único que garantizaba cabrearlos a todos: faltarle al respeto a Mikayla.
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Los Hombres de Mik 5
RomanceEl nuevo contrato de Mikayla y sus maridos los lleva a un planeta desierto que ya cuenta con una pequeña y bien establecida colonia, y Mikayla está ansiosa por probar los mercados locales. A pesar de la belleza del paisaje, fauna variada y calor sen...