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Todo tiene un por qué en nuestras vidas. Por qué te rompieron por primera vez el alma. Por qué te mintieron aquella primera vez. Por qué hablaron en tus espaldas. Por qué...

Si sigo así podría encontrar mil razones más, pero solamente me rompería más cada vez que escribo uno.

El pasado es parte de nosotros. Puede ser para bien o para mal, esto depende de cómo cada quien lo tome. Pero, siempre intento ver lo mejor de todo y aún así no logro ver aquella felicidad que dicen que se puede llegar a encontrar.

¿Realmente existe aquella felicidad absoluta que de tanto todos hablan? Por qué si analizo eso, me doy cuenta que en mi vida nunca la he conseguido. Creo que estoy feliz, pero llega un punto qué pasa una tragedia, se va todo lo que un día conseguí y con ello, solo trae una ola de mentiras, traiciones, falsas amistades y soledad, más y más soledad de lo que un día la tuve. Hasta parece que la meta de la vida es romperme cada día más.

El pasado nos caracteriza a todos. Mi pasado solamente me mata día a día. No puedo realmente hablar bien con alguien sin decir una mentira de por medio para que no conozca la verdadera historia, por qué si las termino, la mayoría acaban en desgracias. Si alguien escucha un final triste, de inmediato te empieza a tener lástima y no quiero eso, en realidad, no la necesito.

Cuando saben de mi pasado siempre prometen que no lo compartirán con algún tercero y que nunca se irán, pero, sé que eso es mentira. Todos en algún punto nos tenemos que separar, quizás por el destino, por el tiempo, por el universo o por qué es el camino que me tiene ese Dios del que todos hablan. Pero nunca sabré la verdadera razón. A decir verdad todos  nos separamos y si llegamos a tener suerte, un día nos volveremos a encontrar. Pero ya nuestras vidas estarán hechas. Existen diversas opciones para aquel encuentro casual.  a) Pasaremos uno del lado del otro como completos desconocidos. O b) Tendremos una charla casual prometiendo que nos reencontraremos otro día, pero ambos sabremos que eso será mentira , por ende, aquel día nunca llegará.

Empiezo a creer que me sé las reglas de este juego, pero una parte de mi se niega a creerlo.

Desteñendo Mi Alma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora