Capítulo 1

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Hace días que Jimmy se notaba avergonzado por lo del beso y ya empezaba a perjudicar en los ensayos: cada vez que llegaba yo se ponía a temblar, se ponía todo rojo y ni me miraba a la cara. Estaba en las nubes, le erraba en las canciones, se distraía todo el tiempo, cuando le hablaba se ponía aún más nervioso y no prestaba atención a nada de lo que decía, John y Bonzo le gritaban pero nada.

–Hey, Robert. –Me paró John cuando me estaba yendo del ensayo cuando terminó (Jimmy ya había salido corriendo)– Tienes que hablar con Jimmy, se está comportando como un idiota.

–¿Por qué yo? ¡Hazlo tú! –Miro a Bonzo que estaba a un lado de John cruzado de brazos, como una estúpida diva– ¡¿O por qué no lo hace Bonzo?!

–Lo harás tú Robert y listo. –Me mira mal Bonzo, suspiro, no lo haría cambiar de opinión.

–Bien, hablaré mañan-

–E irás ahora mismo.

"Mierda."

*************

Quince minutos después estaba llegando, bastante fastidiado a la casa de Jimmy. "Ojalá no esté." pensé en mis adentros.

Toqué la puerta con mis nudillos tres veces y esperé. Nadie contesta, podría irme ahora mismo pero decido tocar un par de veces más.

–¿Hola? –Abre la puerta un agitado Jimmy, lo miro de arriba a abajo y noto que tiene la camisa medio desabrochada, al igual que el cinturón y la bragueta de sus acampanados jeans, sin darme cuenta me enfurezco, ¿por qué me abría en ese estado? ¿acaso estaba a punto de follar con alguien? ¿acaso me lo quería restregar, en venganza por el reciente beso que le había dado?

Me olvido de contestarle el saludo, me mira con confusión y nerviosismo, que pasa a ser miedo cuando fuertemente lo tomo por los hombros, lo empujo dentro de la desordenada casa.

Lo suelto un momento para cerrar la puerta de la casa y luego lo tomó con un poco de fuerza del brazo y lo llevo hasta la habitación.

Me paro en seco al ver que no hay nadie, me giro para verlo y tiene una mueca de asombro y su rostro no podía estar más rojo. Me tranquilizo bastante pero, si no había nadie, ¿por qué estaba así de desprolijo?

–¿Qué carajo, Jimmy? –Parece entender a qué me refiero porque su labio inferior comienza a temblar y baja la mirada.– Te pregunté algo.

–¡Estaba a punto de masturbarme! ¡¿Tienes algún puto problema con eso?! ¡Ahora suéltame, Robert!

Estaba asombrado, era la primera vez que lo veía tan seguro desde que lo besé, mostré una sonrisa torcida.

–¿Acaso te ibas a masturbar pensando en nuestro beso, pillín?– Lo miré con una sonrisa socarrona mientras lo pegaba con mi cuerpo a la pared.

–No te creas tan importante, Robert. –Me mira fríamente mientras trata de apartarse.

Pero entre esos movimientos, hace uno que causa fricción entre nuestros miembros, suelto un jadeo y el gime, pero se queda quieto.

Pierdo la poca razón que me quedaba y lo empujo contra la cama para luego ponerme sobre él, pero sin apoyar mi peso sobre su cuerpo. Me acerco a su oído y le susurro:

–Creo, Jimmy, que me mientes, te ibas a masturbar pensando en mí.

Se estremece, pero ya no intenta negarlo. Sonrío y con mi lengua comienzo un recorrido que comenzaba en el lóbulo de su oreja y finalizaba en sus clavículas, lo oigo suspirar y jadear mientras dejo besos húmedos por toda la extensión de su cuello, y siento sus manos apretar y rasguñar por sobre la tela de mi camisa.

Luego de un rato lo tomo de la cintura y en un ágil movimiento cambió drásticamente nuestras posiciones, paso a estar sentado apoyado en el respaldo de la cama y el está ahora sentado sobre mi regazo. Mis manos aprietan sus grandes y redondos glúteos mientras comienzo a besarlo con necesidad, y luego suben lentamente hasta sus hombros, donde hago presión para que el contacto entre su trasero y mi amiguito (ya bastante despierto) sea aún mayor. Ambos soltamos gemidos que se ahogan dentro del beso.

Me acuerdo a que vine en realidad y, con mucha resistencia, paro el beso y lo observo. Tenía la cabeza apenas echada hacía atrás, sus ojos aún cerrados, su boca estaba entreabierta, tenía los labios brillantes, rojos e hinchados y sus mejillas estaban sonrojadas, era la imagen más hermosa que había tenido nunca frente mío, así que la atesoro en lo más profundo de mi mente y corazón.

Acaricio suavemente su cintura, esperando que abra sus verdes ojos, y cuando le hace le hablo tranquilamente.

–Jimmy, ¿por qué te comportas tan raro en los ensayos?

–¿Se nota tanto? –Me pregunta mientras hace un puchero. Suelto una leve risita, es tan tierno.

–Si supieras, los chicos están furiosos. –Sigo acariciando su cintura y ahora paso a mover mis manos por su suave espalda bajo la camisa, se sonroja un poquito, pero no hace nada para detenerme, cosa que agradezco: su espalda era el cielo.

–Es que, me avergonzaba estar en la misma habitación que tú, Robert, ya sabes, –parece dudar un poco.– luego de lo que pasó.

Empiezo a dejar pequeños besos en su mentón y cachetes, luego su frente, su nariz, sus ojitos y pestañas hasta llegar a sus labios. Lo beso con profundidad y el parece recibirme gustoso, sonrío en medio del beso y a regañadientes lo suelto un poco.

–Entonces, ¿ya no te avergüenza, Jimmy?

–Mh, no.

Vuelvo a besar su frente y lo abrazo, me siento feliz.

Heartbreaker (Jimbert)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora