Todos conocían a aquel carismático castaño que formaba parte de la Agencia de Detectives, Osamu Dazai.
Siempre coqueto con las chicas en busca de encontrar una acompañante con quien cometer un suicido doble, holgazanero y desperdicio de vendajes en opinión de otros (siendo más especificos, opinión de Kunikida). Y es que el chico de lentes no podía evitar molestarse con Dazai ya que este siempre se la pasaba acostado en cualquier lugar que pudiese, sobre el sillón de la oficina, su escritorio, el escritorio de Kunikida cuando ya no había más espacio en el suyo debido al desorden de papeles que había en el, y un sin fin de lugares.
Kunikida admitía que cuando estaban en problemas Dazai siempre era de gran ayuda, pero eso no era excusa para no hacer sus deberes.
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Todos conocían a aquel castaño que por lo general se mostraba alegre y con un gran sonrisa hacia los demás.
Todos conocían a ese Dazai. . .
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Aquella mañana Kunikida había llegado temprano como siempre, dispuesto a trabajar y evitar que ninguno de sus ideales si viese afectado por culpa del castaño.
Conforme pasaron los minutos, los demás miembros de la agencia fueron llegado, cada uno ocupando su puesto de trabajo empezando con sus deberes, organizando papeles, haciendo informes, atendiendo llamadas, a como debeía de ser.
Todos estaban trabajando, todos menos Dazai, que para su no sorpresa aún no llegaba a la oficina y para su sorpresa de igual modo, el albino no se encontraba. Estaba dispuesto a preguntar por él, cuando escuchó sonar su teléfono y dicidió atender la llamada.
- Kunikida-san - se escuchó una ligera voz.
- Atsushi-kun, ¿qué sucede? - preguntó serio el de lentes.
- Kunikidaaa-san, no. . . no creo poder presentarme hoy en la oficina - dijo díficilmente Atsushi.
- ¿a qué se debe esto Atsushi-kun? - preguntó nuevamente sin darse cuenta de la díficultad que tenía para hablar el de ojos bicolor.
Se escuchó un ligero suspiro - No me encuentro bien esta mañaaaana~ creo que tengo un poco de fiebre, se me hará muy díficil el poder trabajar Kunikida-san - se volvío a escuchar otro suspiro, tal vez si se estaba sintiendo mal el chico pensó Kunikida.
- Muy bien Atsushi, yo informaré al director sobre tu situación, tomate el resto del día y descansa. Pero no olvides que mañana tendras que trabajar el doble por ello - respondío sin quitar la serenidad de su voz.
- Si kunikida-san - se escuchó un gruñido y colgo. 'Que extraño' se dijo para sí y se encamino a la oficina del director para informar sobre la condición del chico tigre.
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Una vez en el lugar, Kunikida le informó sobre la llamada al director Fukazawa, quien solo respondió con un 'De acuerdo'. Al haber terminado, el de cabellera rubia salió para poder comenzar con su trabajo.
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Pasaron unos minutos más después de la extraña llamada de Atsushi y Kunikida recibió un informe sobre una investigación que tendrían que realizar él y Dazai, pero este otro aún no se había dignado en aparecer, lo que claramente lo irritaba mucho. Así decidió ir a buscarlo hasta su departamento y brindarle unos cuantos golpes antes de comenzar con su trabajo.
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Dazai se había levantado tarde esa mañana, no era nada extraño para él y tampoco es como que le preocupase mucho. Posiblemente cuando llegará a la oficina, Kunikida lo recibiría con un par de regaños y golpes, y de ahí lo mandaría a trabajar. Sin importar si se apresuraba o no, era obvio que eso sucedería, así que decidió mejor tomarse su tiempo para alistarse antes de salir.
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El secreto de Dazai - (+18)
أدب الهواةTodos poseen secretos, unos vergonzosos, otros dolorosos y otros que por nada ni nadie se deben saber. Todos poseen secretos y Dazai era ese extraño caso donde el sujeto tenía más secretos que años en su vida. Todos poseen secretos y para Dazai exis...