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A Freddy le congeló la sangre, no sabía que debía responderle a Golden pues cualquier cosa que le dijera lo haría enfadarse. No podía mostrarse nervioso, suspiró profundamente para relajarse.

—¿Y-yo? —Está bien, ya la había cagado, si Golden antes lo miraba con extrañeza ahora era mucho peor.

—¿Hola?, ¿Hay alguien más aquí? Obviamente a tí, soquete. —Se cruzó de brazos mirando fijamente a Freddy dejando de caminar, él también detuvo sus pasos.

—Bueno, Golden, y-yo me quedé encerrado en el baño y n-nadie se dió cuenta. — Hubo silencio durante unos segundos, segundos en los cuales Golden miraba al menor con cara de obviedad, su contrario sudaba frío.

—¿Acaso me crees idiota?, Freddy. —Él negó. —... ¿Qué estabas haciendo en el baño?

Freddy no respondía, solo lo miraba con una cara sumisa, luego agachó la cabeza y sus ojos empezaron a arder, luego escucho unos pasos. Abrió los ojos encontrándose con los zapatos negros,limpios y brillantes que Golden traía puestos, supuso que los pasos no eran de él.

—Hola, Freddy. —Saludó aquel chico del abrigo negro, no llevaba puesto el gorro y estaba tranquilo, su cabello negro estaba ligeramente despeinado y eso solo lo hacía ver mejor, iba caminando a un lado de ambos, no sonreía pero su cara tampoco era de desagrado, no estaba serio. Luego siguió caminando como si nada.

Su corazón le dio un vuelco, fue ahí cuando las lágrimas comenzaron a brotar, aun no levantaba su cabeza, solo se quedaba indignamente llorando cabizbajo, Golden no pasó por alto ninguna de esas dos cosas.

—Freddy. —El nombrado lo miró con miedo. —¿Porqué ese idiota acaba de saludarte?

Freddy no podía estar más asustado.

—¿Cómo me llamaste? —Dijo él dándose la vuelta de manera fría y amenazante mirando al rubio.

Golden alzó la cabeza viendo a aquel tipo parado frente a él. Arrugó el seño.

—Idiota, ¿tienes algún problema con eso, idiota? —Espetó firme.

—¿Quién te crees para referirte de ese modo hacia mí? —Él solo se quedó mirando fijamente a su contrario para luego desviar la vista hacia el menor y cayó en cuenta de su llanto. —¿Freddy? ¿Porqué lloras?

—¡Déjanos en paz! ¡largate! —Dijo colocándose en medio de ambos.

—Obligame.

Golden lo empujó.

—Deja de meterte donde nadie te ha llamado, niño nuevo. —Él no hizo nada, no le gritó, no le regresó el empujón, mi lo ofendió. Se acercó a Freddy colocando su mano en su hombro.

Pero justo antes de que le dirigiera palabra alguna Golden lo tomó por el cuello de su abrigo negro, pero fue más rápido y lo golpeó.

En la nariz.

Un poco de sangre había salido de una de sus fosas nasales, cayó sentado al suelo y se sobó en el lugar del golpe.

Y nuevamente trató de acercarse al castaño pero justo antes de hacerlo, una mano tomó al menor del brazo jalándolo hacia atrás.

Ya estando frente al rubio, este lo tomó del cabello y alzó su otro brazo en señal de que hiba a darle una cachetada. Freddy denuevo comenzó a llorar, luego empujó al mayor.

—Has lo que quieras, ya no me importa. —Dijo el rubio en el suelo.

—Freddy. —Él lo tomó de la muñeca. —Vamos.

Y ambos se fueron caminado a pasos rápidos lejos de Golden.

Jul, la madre de Freddy, no llegaría hasta la noche, la casa estaba sola y la cena era un recalentado de la noche anterior, Freddy no tenía muchas ganas de comer verduras grasosas de ayer, ni de ir a su casa. Básicamente, fueron a la casa del mayor.

Al parecer, su casa estaba ubicada en uno de los barrios más peligrosos de la ciudad, donde las casa no tenían colores llamativos y las calles casi siempre estaban solas. Además el camino era bastante extraño, era un atajo según él, pasaban por en medio de los pequeños edificios, donde estaban los callejones con las cajas, basureros y bolsas negras probablemente también de basura, luego unas rejillas de rombos que separaban las calles y unían las paredes, saltaron por encima de ella.

No había sol, solo nubes gices y la calle estaba casi completamente sola, en la otra calle había un grupo de pubertos drogandose y fumando, al parecer él no le tomó importancia, seguramente ya era de costumbre verlos, a comparación de Freddy quien estaba completamente nerviosos y asustado, uno de ellos lo volteó a mirar y compuso una sonrisa socarrona frunciendo el ceño. Freddy se escondió quedando entre su acompañante y la pared de las calles contrarias a donde estaban ellos.

Caminaron un par de cuadras más y en el transcurso vieron una pareja de vagabundos sentados en el andén acariciando un pero, y otro durmiendo encima de unos cartones y periódicos. Luego llegaron a su casa, la verdad a gustaría por la apariencia de aquel chico, Freddy esperaba más, su casa era un completo basurero.

La casa tenían un solo piso, las tejas del techo estaban rotas y la pintura gris con detalles marrones, levantada, aunque Freddy no sabía si eso eran decoraciones con pintura marrón o... Otra cosa, una ventaja rota y un grafiti en la pared del costado derecho. Solo eso era por fuera, tenía miedo de lo que hubiera por dentro.

Él abrió la puerta con una llave rallada de color plateado, con ayuda de una patada la puerta rechinó espantosamente y se abrió, adentro de la casa lo primero que se veía era la sala, Freddy estaba sorprendido, estaba muy bien organizada, a juzgar por el exterior se esperaba algo peor, pero así estaba bien.

El suelo en baldosas marrones y el techo en madera bien pulida y encerada, paredes blancas con verdadera pintura marrón, dos sofás personales y uno familiar, los tres en tela negra y sus descansa brazos grises, una mesa de madera vieja en el centro y la ventana rota tenia una cortina en la parte de adentro y una biblioteca que cubría la mitad de ella, probablemente por seguridad. Luego había una puerta y a través de ella se veía el refrigerador, era la cocina, y al lado de esta, otras dos puertas cerradas, seguramente su cuarto y el otro era el de sus padres.

—Siéntate, voy a traerte un café. —Dijo él tirando su mochila negra a un lado del sofá familiar y subiéndose las mangas de su sudadera hasta los codos. Esto por alguna razón le dió tranquilidad al menor pues a juzgar por su actitud y forma de vestir, caminar y ser, podría decirse que era alguien reservado y con muchos problemas, temía que el hecho de que usará tal prenda y con tan peculiar color tuviera una explicación más allá del frío, sin embargo el ver que descubriera sus muñecas y antebrazos con total seguridad sacó todos esos malos pensiemtos.

—Gracias, pero no es necesario, no te preocupes. —Le sonrió sentándose en el sofá familiar y dejando cuidadosamenre su mochila a un lado de él.

—No te pregunté. —Sin decir nada más, desapareció por la puerta de la cocina, Freddy inmediatamente borró su hermosa sonrisa.

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Everything to get you. ➽[Frededdy's Fic] (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora