Capítulo 16

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– ¿Acaso eres dueño de esa empresa? – pregunté al tiempo que se lo colocaba.

– No, pero me gusta estar prevenido, uno nunca sabe en qué momento se darán las cosas – respondió mientras me atraía a su cuerpo.

Me senté sobre él con las piernas a los lados y entró en mí, empecé a moverme lentamente, con mis manos sobre el respaldo del asiento, él movía las suyas de mis muslos a mis nalgas. Nuestros rostros estaban pegados por la nariz, nos mirábamos, jadeábamos en sincronía, a la par que nuestros cuerpos se fundían en uno.

Aceleré los movimientos, él me sostenía por las caderas, nos besamos apasionadamente en tanto los movimientos se volvían más frenéticos, buscando un solo objetivo. Rompí el beso y puse mi boca en su cuello moviéndome aún más rápido y segundos después sentí como mi cuerpo se estremecía al llegar al éxtasis total al mismo tiempo que él.

Me quedé así unos minutos, mientras nuestras respiraciones recobraban su curso normal, lo besé nuevamente y luego de un lapso me separé, al pasarme al otro asiento no sé cómo, creo que con el codo hice sonar la bocina del auto. El soltó una risa divertida y yo también. Me puse la ropa mientras él se acomodaba la suya. Encendió el auto que respondió a la primera y lo miré sorprendida, arqueando una ceja.

– Está bien, me pillaste y me confieso culpable, jamás falló el auto – aceptó con una sonrisa en los labios.

- ¡Me engañaste!, eres un mentiroso y un tramposo – dije cruzándome de brazos.

– Tú eres la causante de todo, me vuelves loco, no podía esperar hasta la noche para tenerte entre mis brazos.

-¿En serio? – pregunté un tanto sonrojada.

- ¡Por supuesto!, no sé qué me pasa cuando estoy contigo que pierdo el control, eres un peligro ___, nublas mi mente y no me permites ver las cosas con claridad.

– Quizá debas remitirme a las autoridades – respondí jugando.

– Eso haré, pero tu condena será estar encerrada en un cuarto conmigo, sin oportunidad de fianza ni de apelación.

- Eso sí me da miedo – exclamé y me abracé a mí misma.

– Debería, en serio, ya no sé qué otra locura podría cometer, eres una hermosa tentación andante.

– Definitivamente deberían encerrarme, en una torre alta sin accesos.

– Y yo iría a rescatarte – dio la vuelta en la siguiente esquina – ya no puedo imaginar mi vida sin ti, definitivamente me hechizaste.

Mi corazón se disparó ante esas palabras y ya no supe que más decirle, coloqué mi mano encima de la suya, sobre la palanca de velocidades y él me sonrió, en un semáforo en rojo se acercó y me besó dulcemente. Seguimos el trayecto en silencio, yo quería preguntarle tantas cosas, pero no sabía cómo, no quería arruinar el momento, parecía mágico.

Llegamos a la casa, Gerard metió el coche a la cochera, me ayudó a bajar y me dio un beso en los labios, yo lo miré asustada.

– ¡Gerard!, pueden vernos.

– Tranquila, todavía siguen viendo el partido – respondió y volvió a besarme, pero después de unos segundos lo separé.

– Basta, no es bueno tentar a la suerte.

Me sonrió y luego bajó las bolsas del maletero, caminamos a la cocina y dejamos todo ahí, en efecto, Julieta y Brandon seguían viendo el partido. Él me preguntó por las cervezas y le dije que se nos olvidaron, sólo esperaba que no notaran que nos tardamos más de la cuenta, pero al verlos tan emocionados siguiendo el partido descubrí que no habían sentido el tiempo pasar.

¿Estás libre esta noche? | Gerard Way y Tu | HOT | Adaptada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora