Capítulo 20

1.2K 61 18
                                    

Por la tarde, salí a almorzar con Victoria y le conté lo que había sucedido.

– Lo sabía ___, no en vano ella lo tenía en un altar, era porque se estaban acostando.

- Nunca lo sospeché, alguna vez sí pensé que estaba enamorada de él por la forma en que se expresaba pero no imaginé que tuvieran un amorío.

– Las relaciones humanas son difíciles ___, y los hombres son muy débiles, caen fácil ante el sexo, por eso ahora debes tener mucho más cuidado, veme a mí.

– Y, por cierto, ¿cómo van las cosas con Mauricio?- le Pregunte.

– Ya iniciamos los trámites del divorcio, mañana es la primera audiencia.

– Entonces, ¿no hubo arreglo?

- No ___, nos hemos dado cuenta que nos casamos sin conocernos, cegados por el fuego de la pasión y aunque ese todavía está presente no es lo único que mantiene viva una relación, algún día se acabara y entonces, ¿qué nos quedara?, somos completamente distintos, no tenemos nada en común, así que no tiene caso seguir juntos.

En eso mi móvil sonó, lo tomé y era número restringido, no pude evitar que los latidos de mi corazón se dispararan al adivinar de quien se trataba.

– Hola – respondí de lo más normal.

- Vaya, hasta que me contestas, ___, me tenías con el alma en un hilo, ¿sabes dónde estoy? – escuché su voz aterciopelada con un tono de preocupación.

– No tengo la más remota idea, por la hora que es y considerando el cambio de horario, supongo que estarás alistándote para cenar.

– Pues no corazón, estoy en el aeropuerto buscando un boleto para Nueva Jersey, no he sabido nada de ti en todo el fin de semana, no has contestado mis mails y no había podido comunicarme a tu teléfono , me tenías sumamente preocupado.

- Gerard, no tienes que hacer eso, tuve un fin de semana muy ocupado y tengo mucho trabajo en la oficina, no tienes por qué alarmarte.

- Está bien, entiendo, discúlpame por ser tan aprensivo pero, no sé, tuve un extraño presentimiento el viernes, júrame que estás bien ___, por favor.

- Estoy bien, no tienes nada de qué preocuparte… por cierto, ya compré la webcam.

- Esa es mi chica, está bien, me calmaré y me conectaré cuando allá sean las 10 de la noche, ¿vale?

- Pero Gerard, allá serán las tres de la mañana, tienes que dormir.

- No te preocupes por eso, de todas maneras aún no me adapto bien al cambio de horario.

- Sigo pensando que estás loco.

– Claro que lo estoy, pero por ti.

– ¿De verdad?

- ¿Y por qué lo dudas?, si no estuviera loco por ti no te escribiría todos los días ni estaría ahora a punto de regresar a Estados Unidos sólo para asegurarme que estás bien, debes tenerme confianza, corazón.

- Lo sé – respondí con un suspiro.

– ¿En serio estás bien __?

– Sí, anda, ya ve a cenar, no es necesario que vengas.

-Está bien, entonces nos vemos a esa hora, ¿sí?

- ok, hasta entonces.

– Cuídate mucho corazón, por favor, te mando muchos besos.

- Yo también, adiós.

Llegué a casa y cené mientras veía la televisión, no me quise cambiar de ropa porque vería a Gerard por la webcam, lo cual me tenía nerviosa. La conecté y verifiqué que sirviera, me tomé una foto y la puse en el messenger. A las diez en punto él se conectó y de inmediato me escribió hola y me mandó la invitación para la video llamada, sonreí y la acepté.

- Hola mi preciosa ¿cómo estás? – preguntó en cuanto nos vimos.

– Bien, ¿y tú? – respondí saludándolo con la mano.

- Feliz de verte, aunque me gustaría más estar contigo.

– ¿En serio no tienes sueño?

- No, por supuesto que no, tú me lo quitas, me haces falta, ¿ya te lo había dicho?

- Sí, en cada correo electrónico que me escribes – respondí y puse mi mano en la pantalla del notebook y él hizo lo mismo.

– ¿qué es lo que más extrañas de mí?

- ¿Por dónde empezar?, tu sonrisa, tus ojos, el aroma de tu cabello, tus besos, tus caricias, tu sensualidad, el calor de tu cuerpo, tus manos en mi espalda, tu respiración errática, tu forma de perder el control – se quedó en silencio y una sonrisa traviesa escapó de sus labios – ¿qué tal si jugamos un poquito ___?

– ¿Jugar?, ¿a qué? – pregunté haciéndome la tonta porque bien sabía a qué se refería.

– A que estamos juntos y vamos haciendo lo que nos digamos, tú sabes, cositas que nos haríamos el uno al otro – respondió y me guiñó el ojo lamiéndose los labios.

– Está bien, pero tú empiezas y yo te sigo, ¿sí?

– Vale, suéltate el cabello y acomódate bien en la silla, muy bien, ahora cierra los ojos y concéntrate en mi voz, imagina que estoy ahí contigo, parado frente a ti y empiezo a acariciar suavemente tu cuello, eso es, imagina que es mi mano y la deslizó hasta llegar al primer botón de tu blusa y lo desabrochó, voy bajando desabrochando los demás, al terminar, acarició tus pechos, así, despacio, en círculos, muy bien ___, ahora con la otra mano, imagina que la deslizó por el interior de tu muslo, por debajo de tu falda, justo así, te acarició por encima de tu ropa interior y voy sintiendo tu humedad, mis dedos se abren paso y finalmente alcanzan tu interior, comienzo a acariciarte despacio, suave, placentero, eso es hermosa, no te detengas, siénteme, oh sí, tus jadeos me fascinan, sigue así, un poco más, otro poco, ay ___, no tienes idea cuanto me encantaría ser verdaderamente yo quien te estuviera acariciando.

- A mí también, Gerard – abrí los ojos y vi que él también estaba acariciándose, me lamí los labios – yo te llenaría de besos el torso y bajaría por tu abdomen, seguiría bajando y dejando más besos, cuando sintiera que yo no pudieras más te ofrecería entrar en mí, lento, constante, como sólo tú sabes hacerlo, oh Gerard, así me encanta, sigue moviéndote, hazme tuya, enloquéceme, no pares, falta poco.

Ya no pude pronunciar palabra alguna, un intenso gemido salió de mis labios y cerré los ojos al sentir que llegaba al clímax con mi corazón latiendo a mil, ¿cómo podía hacerme sentir eso cuando estaba a kilómetros de distancia? Apreté los ojos, me daba vergüenza verlo, ya no era más una desenfrenada desconocida, era una mujer completamente enamorada de él.

- Eres extraordinaria __, jamás me cansaré de decirlo.

- Y tú también, me haces hacer locuras que jamás imaginé – dije abriendo los ojos.

- Bendita sea la tecnología.

– ¿Me esperas?, voy a lavarme las manos.

– Está bien, pero no tardes.

Regrese al cabo de cinco minutos y él ya había vuelto a ponerse el pantalón del pijama.

– ¿Cómo te sientes? – pregunto sonriente.

– Relajada.

– Me encanta haber contribuido con eso – se puso serio y suspiró – ___, no quiero arruinar el momento pero necesito saber algo que me está quemando… ¿ya terminaste con él? – añadió.

– Sí, descubrí que andaba con otra, curioso, ¿no?, ambos vivíamos en una mentira.

– Lo sabía, por eso no quería que te tocara.

- ¿Qué dijiste?, ¿tú sabías que Brandon tenía una amante? – exclamé más que sorprendida.

¿Estás libre esta noche? | Gerard Way y Tu | HOT | Adaptada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora