Enero 16

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¿En algún momento de tu vida te viste sin rumbo y dirección? Pues fue así que me vi a los 17 años.

Nací en un hogar cristiano, mi papá siendo pastor en la Universal, siempre enseñándome el camino de la vida, el Señor Jesús. Un camino que seguí desde pequeño y con mucho placer y amor. Era un niño que le encantaba ir a la EBI, que cantaba para Jesús, coloreaba y siempre disfrutaba estar en la iglesia. Todo era bueno, las dificultades más grandes eran justamente el ser hijo de pastor, porque nunca estábamos en un sólo lugar y existia una frustración de no poder crecer con los mismos amigos, en la misma escuela, etc. En mi caso, ni siquiera en la misma cultura. Cuando cumplí 10 años, mi papá fue enviado a otro país para poder seguir sirviendo a Dios como pastor, a México. Llegué al país con mucha ilusión, un nuevo lugar, nuevas dificultades; rechazos siempre hubieron, “mira, ahí está el extranjero, el güerito brasileño” y cosas como esas eran de oírse casi a diario, pero tenia conciencia de que hacía parte de la obra De Dios, hasta que cumplí mis 14.

Cuando llegué en la etapa de la adolescencia fue cuando muchas cosas empezaron a cambiar, dudas y curiosidades comenzaron a surgir en mi mente, llevándome a tomar actitudes que no debería y que en el subconsciente sabía que no me llevarían a un buen lugar. Me presentaron la pornografía, una de las peores prisiones para un adolescente; un mundo de promiscuidad, de perversión, de ideas sucias y detestables sobre el ser humano, pensamientos que ponen a los jóvenes muy lejos de Dios. Un total alejamiento de la presencia del Señor.

Así sucedió, me envicié, encadenado y sin saber cómo salir de ese vicio, que fue lo peor que me pasó. Esa situación influyó mucho en mi comportamiento, mis amistades, mis pensamientos en general; la pureza que existía en aquél niño que creció oyendo sobre los caminos de Dios ya no estaba más en mí.

Lo más difícil para un joven en esa situación, hablando por la propia experiencia, es tener el valor de reconocer que necesita de ayuda y pedirla. Solamente después de 3 años siendo esclavo de esa situación logré dar el primer paso y reconocí que ocupaba ayuda. Busqué a un hombre de Dios que pudiera ayudarme, no busqué a mi papá por pena a que me juzgara, necesitaba desahogarme, ya no podía soportar los pensamientos sucios y que me acusaban a diario. Dios me extendió la mano por la sinceridad que hubo en mí. Fui orientado a tomar una actitud, a indignarme contra el vicio y el pecado que me mantenían separado de Dios. Recuerdo como si fuera hoy, el día 31 de Diciembre del 2010, tomé la decisión más importante en mi vida.

A partir del momento que decidí acabar con el pecado y el vicio que estaban acabándome espiritualmente, no sólo hice eso sino que también me alejé de las malas amistades, de las groserías y finalmente vencí las acusaciones que ya no soportaba en mi cabeza.

Fue así que me convertí en un hombre de fuerza y fe, por una decisión, todo se volvió diferente para mí. A partir de aquél día ya no regresé a las prácticas inmorales contra Dios, realmente logré vencerlo y estoy seguro que cualquiera puede hacerlo.

Hoy estoy como siervo del Señor, en búsqueda de almas para el Reino De Dios a cada día, luchando para que los jóvenes salgan del “infierno” de la pornografía como el que viví. Encontré una esposa que me completa, me ayuda y principalmente sirve a Dios con el mismo amor a las almas que Él puso en mí.

Hoy sé lo que es la plenitud de Dios, en todos los sentidos, ya que nací de nuevo y el fuego del Espíritu Santo está en mí. Él quiere estar en ti también, solamente toma una DECISIÓN.

Bendiciones a todos.

Por Pastor Raffael Fiocchi.





Desafío:

¿Sabe? No importa la situación que esté pasando, sí es igual a esta o "peor", porqué como Dios extendió la mano para Pastor Raffael aunque se sentía acusado, también lo hará contigo sí decides dar TODO para él.

Tenemos que tener en cuenta que obedecer a la palabra de Dios a veces implica la renuncia a la propia voluntad, es decir, no es algo que nos gustaría hacer pero es algo que tiene que ser hecho.

Tal vez usted haya intentado de todo para dejar el pecado, han sido luchas constantes pero usted no ha logrado vencer aún. Como lo hizo pastor Raffael es hora de pedir ayuda. Busque una persona llena de la plenitud de Dios y pida ayuda, por mi parte, las puertas están abiertas. No se le juzgará.

"No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida."
(Apocalipsis 2:10).

En la fe.



365 días con DIOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora