STARGIRL INTERLUDE.

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4 tazas de café vacías sobre la mesa.

Manchas negras de delineador de ojos que van hasta sus mejillas.

Mirada vacía enfocada en el fondo de una taza medio llena de té.

Y nosotros ahí, viéndola hacerse pedazos una vez más por confiar en un hombre que nunca la mereció.

No puede mirarnos a la cara; no porque nos deba algo. Sino porque se siente avergonzada de sí misma; Y eso me frustra.

De vez en cuando pasa las manos por su cara y recorre con ellas su cabello como para recordarse a sí misma que efectivamente ésto está pasando.

Pero de alguna forma su desolación me parece inspiradora, y me dan ganas de dibujarla. Dibujar a esa mujer valiente que muy probablemente logre surgir de sus cenizas una vez más. Es ahí cuando entiendo que nada de lo que hagamos o digamos va a ser suficiente para sanarla. Porque ella como siempre, lo hará por cuenta propia.

Mi hermana ya casi se va para el trabajo y Branden sigue dormido.

De repente levanta la cabeza y endereza la espalda, nos mira a los ojos, limpia sus lágrimas con el revés de su mano, recoge su cabello en una cola de caballo y se levanta de la silla.

-A trabajar.- dice.

Y sé que no lo dice únicamente porque entra a trabajar en unas horas, se lo está diciendo a sí misma porque sabe que ahora empieza nuevamente su proceso y nos lo está diciendo a nosotros para hacernos sentir más tranquilos.

Luego me encuentro solo en la sala principal, Branden sigue arriba durmiendo así que decido ir al sótano a terminar la obra a la que le he puesto tanto empeño en estos últimos días. Igual solo falta ajustar unos detalles.

Cuando Branden despierta caliento su desayuno en el microondas y nos sentamos a teorizar la partida de mi padre y el estado de ánimo de mi madre mientras él come. Luego alistamos su maleta porque hoy nos vamos para su casa. Y me emociona.

Pero a la vez me pone nervioso, es la primera vez que conoceré a su madre y me genera ansiedad pensar en cómo me presentará. Evidentemente no como su novio pues aún no lo somos así que seré su amigo ante los ojos de su madre.

-Antes de irnos tengo una sorpresa para ti.-

Branden sonríe expectante y en su cara puedo ver que no se lo esperaba.

-Acompañame al sótano.-

Bajamos y desmonto el lienzo que he estado pintando y lo escondo detrás de mis piernas, aunque es estúpido porque el lienzo es casi como del tamaño de la mitad de mi cuerpo.

-¿Recuerdas que cuando nos conocimos tú querías que te dibujara?-

Branden asiente con la cabeza y sonríe ampliamente al sospechar de qué se trata el regalo.

-Pues bien...-

Saco el marco detrás de mí y lo giro para revelar una selfie que encontré en mi teléfono una vez buscando entre mi galería. Si mis cálculos no fallan creo que se tomó esa selfie mientras yo me lavaba la cara la primera vez que tuvimos sexo.

-Tada!-

-Tada!-

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