『Colección de poemas y cartas de Lan Wangji』| Mo Dao Zu Shi

Pabellón de la Biblioteca

Hoy visité, como cada día, el Pabellón de la Biblioteca. ¿Siempre fue tan solitario y frío este lugar?

Los libros estaban perfectamente ordenados, tal y como los había dejado. No había hojas dispersas en el suelo y todavía permanecía el olor a incienso de sándalo del día anterior. La ventana circular mostraba el mismo paisaje, los mismos sonidos se hicieron presentes y mi pecho continuaba doliendo sin darme tregua.

Este lugar ya no tiene sentido si tú no estás haciendo escándalo en él.

Caminé lentamente hacia el escritorio donde copio, leo o medito desde que tengo memoria, pero hoy era tan silencioso que no pude soportarlo y me quedé de pie frente a él. Observé los pinceles, las hojas colocadas al lado y el incensario.

Justo cuando me había preparado para voltearme y salir de allí, escuché una suave voz llamándome.

¿Por qué pareciera que me estoy volviendo loco?

Era tu voz, tu ruidosa risa, tus ojos contemplándome. Tus burlas, tu efímero tacto, tus bromas que me avergonzaban o molestaban. Vagabas por toda la biblioteca dejando todo hecho un desastre. Rodabas por el suelo, harto de tu castigo. Murmurabas, te quejabas y volvías a mirarme con una sonrisa mientras insistías en llamar mi atención.

Eras tú, pero desaparecías antes de que pudiera alcanzarte. Y entonces entendía que nada era real, que eran rastros de recuerdos mezclándose con mis sentimientos, que tú aún no habías vuelto.

Daría lo que fuera para que continuaras molestándome como lo hacías siempre.