Aquella noche

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Ocho años después, tu proxeneta pudo haberte vendido a cualquier otro, ¿Pero como decirlo? Muy pronto te convertirás mejor en una madame cuidadora de la nueva mercancía mientras Cioccolata arreglaba nuevos asuntos en el hospital como un excelente cirujano y por ende, te dejaba a cargo tanto a ti como al estúpido de Secco al cuidado de las niñas nuevas, sin en cambio por el momento te seguirías vendiendo en bares caros.

Conocida como una de las mejores para engañar a las esposas con gran estilo y técnica, las joyas y dinero no te faltaban, el dinero se iba a cuenta directamente de Cioccolata, y por supuesto tenías permiso de quedarte con las joyas para lucirlas y encantar a muchos otros más.

Y hablando de bares, un servicio especial fue solicitado en uno, comprandote como regalo de cumpleaños que podría alegrarle la noche al varón que llegase a tocarte.

En aquella noche. . .

El ambiente era tranquilo en ese lugar, música relajante; Este bar era de aquellos que llevan habitaciones en el segundo piso, ya saben. . . « Para más dinero en el bolsillo. »

Como cualquier prostituta, bestias elegante, del más fino perfume e incluso el encanto en cada uno de tus atributos más preciados destacaba en un lugar lleno de hombres; Estos parecían ser todos amigos, habían unas cuantas mujeres que como ella debían ser prostitutas.

Tus caderas se pavonean dejando opacas a las demás, tu cabellera larga y de color ____ destacaba bastante, algo si quedaba en claro, que los vestidos rojos te quedaban a la perfección.

Te dirijiste hasta la barra de servicio, donde se suponía que estaba tu cliente, el famoso cumpleañero: Hombre de cabellos azules y risados, de estatura de 1.95 y mirada que seguramente nunca olvidarás, esa era la información que te habían dado al contratar tus exquisitos servicios. Pasaste el vértice de tu lengua por el labio inferior, pensando suciamente en que tan bien se llevarían en la cama. Al llegar, pudiste ver a ese hombre, sin apresurarte, te sentaste a su lado, esperando a ver un hombre posiblemente vulgar, deseoso solo de sexo, violento que quisiese solo hacerte gemir toda la noche, lo miraste por unos largos segundos.

Ese hombre giró su rostro en dirección tuya, y fue ahí cuando te diste cuan equivocada estabas; Esa mirada parece llena de inocencia, brillo, carente de problemas y lleno de alegría, justo la clase de hombres que tratas de evitar.

— . . . — El te miro por un segundo y después formó una agradable sonrisa en su rostro. — Hola! Disculpe pero. . . ¿Tengo algo en el rostro? — Dijo en un tono inocente y bromista.

Desviaste la mirada con un diminuto color rojo en la mejilla derecha, bastaron unos segundos para tranquilizar esa extraña sensación tras ver esa expresión. Regresaste la mirada a él.

— ¿Usted es el señor Jonathan Joestar? — tratando de recuperar tu rol, descubriste un poco tu pomposo pecho, mostrando esas carnes que para muchos resultaban "comestibles"

— Si, soy él, ¿Con quién tengo el gusto? — El no siquiera bajo en ningún momento la mirada, sino mantenía está en tus ojos (Color el que quieran ¿?) Sin deformar esa resplandeciente sonrisa angelical.

Al ver el fallo en el primer intento, internamente querías tronar la lengua, pero ahí ibas, abrazando uno de esos brazos tan fornidos. — Me solicitaron para divertirle esta noche, pasarla bien juntos, usted ya debe saber de qué estoy hablando.~ 

Jonathan parecía un poco incómodo en el tacto, pero no te empujó, permanecía en el mismo lugar con el baso de jugo de naranja. — No se de que está usted hablando, pero ya que está aquí y dice que puede pasar un rato conmigo, ¿Gusta acompañarme en una caminata? — Ofreció el caballero dejando dinero sobre la barra al barman. Sujetando tu mano con más confianza.

«¿Este tipo es bruto o que?» pensaste antes de ser arrastrada con delicadeza de la mano.

Por otro lado, los amigos insinuaban muchas cosas con la mirada.

Ellos no te creerían cuan humillada te sientes al no ser llevada directamente al segundo piso. Ahora solo quedaba ver, donde diablos te iba a llevar este tío raro.

"Encuentros" ; Jonathan x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora