Minutos y Segundos

18 0 0
                                    

Día 1

Era una tarde lluviosa, las gotas de agua cayendo sobre mis hombros me obligaban a acelerar el paso, cada minuto que pasaba mi reloj de bolsillo salía para mostrarme la hora, era algo estresante, pero no podía llegar tarde, no otra vez, ni siquiera sabía por que la prisa, pero algo dentro de mí me obligaba a acelerar el paso para llegar a casa de una vez por todas.

Finalmente, tras doce minutos de caminata, llegué a la entrada de mi fría y sola casa, tras buscar las llaves entré, no tenía nadie trabajando para mí, lección de mi padre, quien me enseñó a nunca confiar en nadie, a veces ni siquiera en uno mismo, el único guía en la vida es la vida misma, aunque no niego que tener alguien que ayude en el aseo sería bueno.

Al llegar a mi estudio me encontré con una gran sorpresa, una inesperada y sospechosa sorpresa, sobre mi escritorio había una caja, un cofre de madera con decoraciones de cobre, algo agradable, sin embargo, no había nadie que lo pudiera haber puesto ahí, revisé cada puerta y ventana de la casa antes de abrir el cofre, si alguien entró a dejarlo se había percatado de que todas las ventanas y puertas parecieran haber estado en su lugar todo el tiempo. Finalmente, después de una larga meditación, abrí el cofre, solo contenía un reloj de bolsillo, parecía nuevo y funcionando, al menos no tendría que ir con el relojero a repararlo, lo examiné profundamente, pieza por pieza,  después de todo tendré que ir con el relojero.

Minutos y SegundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora