Dividir y Unir

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Día 11

Ahora que Natalie se fue puedo enfocarme más en los viajes en el tiempo sin que nadie me moleste, aunque extraño cuando llegaba a mi oficina y pasábamos el tiempo juntos o cuando íbamos a su habitación, hace poco entré a su habitación, encontré la máquina de coser, al parecer estaba arreglando otra de mis camisas a su talla, aún recuerdo ese día, fue muy extraño, se veía mejor con esas ropas que con las que usaba cuando llegó, me pregunto a dónde fue.

Viajé al año 2019, con la esperanza de volver a ver a Natalie, al menos una vez, una mirada desde lejos me bastará, solo quiero saber que está bien.

Entre los ríos de gente en este pueblo minero es difícil siquiera saber dónde estás, aún así hago mi mayor esfuerzo por encontrarla.

Llevo horas caminando, me estoy cansando más rápido de lo que solía hacerlo, quizás Natalie tenía razón. Me perdí entre rostros y gente que empuja, sin éxito en mi búsqueda de Natalie.

He vuelto a casa agotado, apenas tuve fuerzas suficientes para llegar a la sala de mi, otra vez, solitaria casa y sentarme en el sillón.

1890

Ni siquiera estoy seguro del año, viajé tantas veces en busca de Natalie que incluso es posible que haya saltado tres o cuatro años, de cualquier modo nadie lo hubiese notado, mi cabello es más canoso y mi cuerpo es más débil, pero ahora no sé si es por la edad o los viajes en el tiempo, me excedí con ellos, con tal de volver a ver Natalie otra vez he visto desde la celebración de año nuevo hasta el día de Halloween, no he encontrado a Natalie en ningún lado, cada día era más repetido que la encontrara en otra gente, en madres o niñas, e incluso en televisiones, pero ninguna era ella.

Estoy sentado en el estudio, mirando el escritorio en el que el reloj apareció por primera vez. Una luz me ciega y frente a mis ojos está mi único amor.

Minutos y SegundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora