capitulo 1

1.2K 29 0
                                    

1

Roman Draganesti supo que alguien había entrado silenciosamente en su oficina

en casa. Un enemigo o un amigo íntimo. Un amigo, decidió. Un enemigo nunca podría

haber pasado de los guardas en cada entrada de su edificio en el lado alto del este de

Manhattan. O los guardas situados en cada uno de las cinco plantas.

Con su excelente visión nocturna, Roman se imaginaba que podría ver mucho

mejor que su inesperado visitante. Sus sospechas se vieron confirmadas cuando una

silueta oscura tropezó en una cómoda abombada Luis XVI y maldijo suavemente.

Gregori Holstein. Un amigo, pero uno molesto. El vicepresidente de marketing de

Industrias Romatech afrontaba cada problema con un entusiasmo inagotable. Era

suficiente para hacer que Roman se sintiera viejo. Realmente viejo. "¿Qué quieres,

Gregori?"

Su invitado se enderezó rápidamente y miró con los ojos entornados en dirección a

Roman. "¿Por qué estás sentado aquí, a solas en la oscuridad?"

"Hum. Difícil pregunta. Supongo que quería estar solo. Y a oscuras. Lo deberías

probar más a menudo. Tu visión nocturna no es lo que debería ser."

"¿Por qué molestarme en practicar mi visión nocturna cuando la ciudad está

iluminada toda la noche?" Gregori buscó a tientas por la pared hasta que localizó el

interruptor. Las luces se encendieron con un apagado brillo dorado. "Ya, así está

mejor."

Roman se reclinó en el cuero fresco de la butaca y tomó un sorbo de su copa. El

líquido le quemó su garganta. Bebida infernal. "¿Hay un propósito para tu visita?"

"Por supuesto. Has salido de trabajar demasiado temprano, y tenemos algo

importante que mostrarte. Te va a encantar."

Roman colocó su vaso en el escritorio de caoba delante de él. "Sé que tenemos un

montón de tiempo."

Gregori bufó. "Intenta poner algo de entusiasmo aquí. Tuvimos un asombroso

progreso en el laboratorio." Él notó el vaso medio lleno de Roman. "Tengo la

impresión de que vas a celebrarlo. ¿Qué estás bebiendo?"

"No te gustará."

Gregori caminó a grandes pasos hacia el mueble bar. "¿Por qué? ¿Son tus gustos

demasiado refinados para mí ?" Él agarró el decantador y derramó algo del rojo

líquido en una copa. "El color se ve bien."

"Sigue mi consejo y coge una botella nueva de la nevera."

"¡Ha! Si tu puedes beber esto, yo también." Gregori se echó una buena porción

antes de bajar el vaso con una mueca victoriosa dirigida a Roman. Luego sus ojos se

abrieron como platos. Su cara normalmente pálida se tornó de un rojo púrpura. Un

sonido estrangulado vibró profundo en su garganta, y luego el borboteo comenzó.

Tosiendo, seguido de ahogadas maldiciones, seguido de más ataques de tos.

Como casarce con un vampiro millonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora