Shanna se escondió en la habitación del hotel la mayor parte del día siguiente,
esperando hasta que fuera la hora de encontrarse con Bob en el piso franco. Sus
pensamientos al final volvían a Roman. ¿Cómo pudo estar tan equivocada acerca de él?
Era un científico bril ante y un hombre guapísimo. La había rescatado sin
preocuparse por su propia seguridad. Había sido amable y generoso. Y había algo más
que había sentido dentro de él. Un enorme pozo de remordimiento y arrepentimiento.
Ella había entendido su dolor. Dios sabía que ella vivía con culpabilidad y
remordimiento todos los días de su vida. Karen estaba viva cuando la encontró al
principio, pero paralizada por el miedo, no había hecho nada para ayudarla.
Un instinto visceral le indicaba que Roman sufría la misma clase de tormento. Se
había sentido conectada a él de un modo instintivo, elemental, como si sus almas
supieran como confortarse la una a la otra más de lo que podría con ninguna otra. Él le
había dado algo de ilusión por el futuro, y Dios la ayude, habría jurado que también
ella le daba esperanza. Se había sentido tan bien con él.
¿Cómo podía ser un bastardo promiscuo con un harén? ¿Su soledad y su miedo
habían tergiversado sus percepciones para que ella ya no interpretara a las personas
correctamente? ¿Había proyectado en cierta forma sus sentimientos de culpabilidad y
desesperación en él, haciéndole parecer completamente diferente de su forma de ser
autentica? ¿Quién era Roman Draganesti realmente?
Había estado tan segura acerca de él. Había pensado que él era el hombre perfecto.
Había creído que era un hombre del que podría enamorarse. Una lágrima bajó
rodando por su mejilla. Para ser honesta, ya había empezado a enamorarse de él. Por
eso le había dolido tanto descubrir su harén.
Por la tarde, ella visitó el ciber-cafe del hotel e hizo una búsqueda. No encontró
nada de Roman, pero la Web de Industrias Romatech se abrió, incluida la foto de unas
instalaciones cerca de White Plains, Nueva York. Se veían preciosas, rodeadas de
cuidados jardines. Imprimió la página y la plegó en su bolso. ¿Por qué? Ella no quería
volver a verle. Él era un cerdo promiscuo. ¿No era verdad? Suspiró. Daba lo mismo lo
que fuera, la estaba volviendo loca. Y tenía asuntos más importantes por los que
preocuparse. Como permanecer viva.
A las siete cuarenta y cinco de la noche, estaba lista para salir hacia el piso franco.
Las ropas que Radinka había comprado no fueron diseñadas para confundirse en la
oscuridad. Con sus pantalones rosa chicle, su camiseta de tirantes, y una camisa
grande de algodón a cuadros naranjas fosforescentes y rosas, se la podía divisar a una
milla de distancia. Oh bueno. Pensaría que era un disfraz. Nadie esperaría que ella
pareciera una versión rosa chicle de Marilyn Monroe.
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Como casarce con un vampiro millonario
VampireEsta historia es una de mis favoritas y quiero compartirla con ustedes. La autora de esta historia es Kerrelyn Spark. Este es el primer libro de la saga Amor en juego, espero les guste tanto como a mi.