El comienzo

15 1 2
                                    

No ha parado de llover, y mis pies ya están congelados y húmedos por las olas del mar. No soy consciente de cuántas horas he estado aquí sentada mirando el mar, pero el cielo ya está oscuro. Tampoco es que me importe mucho, pero sí lo que pueda creer mi madre. Ella es todo lo que amo, lo es todo para mí y no quiero que se preocupe. Me acerco por última vez al agua y me arrodillo en la orilla. Las delicadas olas acarician gentilmente mis manos y siento recorrer una fría gota por mi mejilla, para luego caer al agua, y juntarse con el resto.
Ahora si me puedo marchar. Te dejé libre, es más, ahora yo soy libre...
Corro lo más rápido que mis pies me permiten, antes de que agarre una neumonía. Abro sutilmente la puerta, y me percato de que las luces están apagadas. La cierro tal como la abrí, y enciendo las luces para encontrarme con mi dormida madre en el sillón. Me paró frente a ella y la observo. Puedo notar fácilmente en su rostro cansado que ha estado llorando y me siento culpable. Así cómo esta ahora, se ve tan débil, tan frágil. Es por eso que yo no hago eso. Llorar. Muchos dicen que al hacerlo, liberas todo aquello que te oprime y te consume, pero yo no. Yo lo siento como si me quitaran algo. Mi fuerza, mi voluntad, a mí...Pero sé que mi madre lo hace por que me necesita, que no le importa nada más que yo. Y mi padre, claro, pero en mí está todo lo que ella necesita para seguir viviendo. Ese brillo que aparece cuando la abrazo y le digo lo mucho que la quiero. Y así es, ella es todo para mí. Trato de ser buena hija, he intento cargarla, pero mis esfuerzos son en vano, malditas películas irrealistas. En fin, subo a su habitación en busca de una colcha para cubrirla, es lo mejor.

Regreso a mi habitación y me meto de frente a la ducha, pero esta vez, con agua tibia. Me visto con algo cómodo, y me preparo para dormir. Apago mi móvil después de verificar sí tengo mensajes y sí, los tengo. Cam me ha escrito 100 mil veces y 2 mil me ha llamado, preguntando una y otra vez "¿estás bien?" o "ey, no hagas ninguna locura sin mí". Pero el último me sacó una sonrisa. Decía : "Te quiero, sólo...te quiero, ¿sí?".

Lo dejo en la cómoda de al lado y me meto en mi suave y maravillosa cama. Es tranquilizante sentir las sábanas cubrirme, sobre todo, el sentirme protegida. Y me repito por última vez:

- Ahora todo va a ser diferente...este es mi fin, y mi nuevo comienzo...

Nota de la autora:

Lo siento. Sé qué es poco, pero me gusta mantener la intriga, es como querer leer más para saber lo que sigue, y me gusta la emoción, así que...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 13, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Los sueños de EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora