Capitulo 1: El nuevo vecino.

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—¿Esta muy fría? ¿Quieres que la caliente de nuevo? -Le dije viendo como comía su sopa.

—No querida, esta perfecta. -Me sonrió. 

—¿Necesitas algo más?

—No, estoy bien.

Llevaba cinco años viviendo con mi abuela Diana, estaba solamente para sus cuidados y servicios. Fue arrollada por un motociclista estúpido que no miró por donde iba, así que la mitad de su cuerpo esta paralizada, no puede caminar, se la pasaba en cama desde entonces y como es mi única familia tenía que hacerme responsable así como ella cuido de mi años atrás. 

—Esta bien, iré a hacer mis deberes del colegio.-Me dirigí hacía la salida de su habitación. 

—¿Estas yendo de nuevo?

—No... Me refería mis estudios por correspondencia. -Suspiré- No puedo irme por 8 horas del departamento y dejarte sola.

—¿Crees que estudiar por correspondencia es lo mejor? ¿Qué hay sobre tus amigos? -De nuevo estaba regañandome.

Sólo baje la mirada.

—La escuela no es solo para estudiar, también es para socializar. Tienes 19 años, podrías salir a explorar un poco el mundo. 

— No tendremos esta discusión de nuevo, abuela, no puedo dejarte sola y es mi última palabra. 

Normalmente mis "amigos" eran los libros de lectura y los ingredientes de cocina. Vivía estudiando y cocinando para mi abuela. Así era mi vida, solo saliendo al exterior cuando es necesario ir por los víveres y la correspondencia.

De todos modos no había mucho que hacer en un apartamento tan pequeño como este, donde hasta las pisadas del vecino pueden ser escuchadas. 

Y eso mismo fue lo que hizo que este contando esta historia. Casi a la hora de dormir, escuche ruidos muy estruendosos en el apartamento de junto, el cual llevaba un gran tiempo solo, sin nadie ahí.

—Creo que tendremos vecinos nuevos. -Dijo sonriente mi abuela. 

—¿Vecinos?  Ese departamento ha estado abandonado desde que yo estaba en secundaria. -Dije extrañada, enserio era extraño que alguien deseara mudarse ahí.

— Ese ruido tan molesto no me dejara dormir. Ve a hablar con ellos. -Ordenó.

—Eso no es necesario abuela, si se están mudando y es su nuevo hogar tienen derecho. -Me excusé. 

—Deja tu timidez a un lado y ve.  ¡Deja de tenerle miedo a las personas! 

—No les tengo miedo... -Bajé la mirada, quizá, si les tenía cierto miedo. 

— Louise, no te van a morder, sólo pídeles que guarden silencio, es muy tarde y queremos dormir. 

  — Otro vecino se quejará.  

Eran casi las 11:00 pm, yo ya me encontraba en pijama... Pero por complacer a mi abuela tome mi bata de noche, me puse mis pantuflas y salí. Estaba aterrada, eso de conocer a nueva gente no me agradaba... simplemente era más cómodo quedarse en casa a disfrutar de la soledad.

Caminé hacia el departamento de nuestro lado izquierdo rogando no encontrarme con nadie y que sólo fuera un gato, un rata, un algo. 

—Hola... ¿Hay alguien?

La puerta estaba abierta pero las luces estaban apagada. Se escucharon pasos, me sentía atrapada en una película de terror. 

—¿Hola? -Repetí.

Por un momento creí que era un ladrón, no tenía pinta de que alguien se estuviera mudando a lado. Una obscura sombra camino hacia mí... Tenía aún más miedo que el que tenía 2 minutos antes. A lado de mi había un enorme bulto de periódicos nunca leídos ya que nadie vivía ahí, así que tome uno y cuando lo vi salir del departamento lo golpeé tan fuerte en la cabeza que el hombre fue directamente hacia el piso.

—  ¡Oye! ¿Estás loca? -Me gritó, parecía que le había dolido en verdad. 

— ¿Quien es? ¿Que hace aquí? –Mi rostro lo había ocultado tras el periódico con el que lo golpeé. 

Me miro.—¡Vivo aquí!

  — ¿Cómo?

— Bueno, en realidad estoy apunto de mudarme, intentaba cambiar un foquillo, pero gracias por el golpe.  

  — Lo siento. -Carraspeé- ¿Cuál es su nombre?  

Departamento #403. || EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora