Capitulo 7: Es muy guapo.

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Estábamos en el elevador; sin que se viera muy obvio lo mire... su cabello estaba peinado hacia arriba con un poco de gel, su loción inundaba mi nariz de una manera cómoda, también llevaba consigo una mochila de cuero muy elegante. Logre ver en su mano derecha un anillo color plata ¿De qué sería?

—¿Te parece si tomamos un taxi? -Dijo cuando por fin bajamos.- Lleve mi auto al taller, calcule mal los días y aun no me lo entregan. -Hizo una mueca- El servicio es más lento aquí que en España. 

—¿España?

—Estuve viviendo allá; mi objetivo era Francia, por lo que dicen que es la "Ciudad del amor" pero termine en España –sonrió.

Sin más que decir tomamos un taxi para que nos llevara al centro de Minnesota. Me seguía preguntando que era ese anillo plateado en su mano derecha...

— ¿Vives con tu abuela? ¿Hace cuánto que vives con ella?

—Desde... siempre.

Estaba segura de que me preguntaría por mis padres y yo no sabría cómo responder... Pero en cambio solo sonrió y se miró la mano derecha. ¿Qué había con ese anillo?

—Oye... ¿Conoces alguna tienda de electrónica cerca de aquí?

Moví la cabeza negativamente.

—Hace mucho que no estoy en esta ciudad, todo es nuevo para mí.

—¿Ya habías vivido antes aquí?

—Solo hasta los 6 años, después me fui a Texas con mi madre y al cumplir los 18 comencé a explorar el mundo.

—¿En cuántos lugares has vivido?

Logan: He perdido la cuenta... Pero los más especiales son Minnesota y España –De nuevo se miró la mano. 

Mis pocas ganas de hablarle no me dejaron preguntarle el porque esas eran sus ciudades más especiales. Después de un rato llegamos al centro de la ciudad, Logan pagó el taxi y caminamos hasta la explanada de la plaza central.

Aun se veían unas cuentas hojas en la acera y no parecía nevar esa noche. Había mucha gente... sentía morir de asfixia entre tantas personas que se encontraban ahí. La noche comenzó a ser adornada por un montón de fuegos artificiales que alumbraban el cielo; aquel ruido de explosiones me estaba alterando más. Volteé a ver a Logan, el sostenía una cámara de fotos profesional con vista hacía el espectáculo de los fuegos artificiales.

En su rostro se veía una enorme sonrisa al tomarlas fotografías, parecía un niño pequeño admirando un caramelo. Se veía completamente perfecto bajo la luz del espectáculo de luces, sus ojos brillaban tanto como su sonrisa con aquellos hoyuelos en los que podía quedarme a vivir por siempre. Me quede hipnotizada por tal belleza que representaba ese hombre... mi nuevo vecino.

—¿Te gustan? -Me miró. 

Reaccioné.—¿Ah?

—Los fuegos artificiales... ¿Te gustan?

—No mucho... -Dije en voz algo baja. 

Logan sonrió, me tomó de la mano y me llevó un poco más lejos de toda la gente y el espectáculo.

—Aquí puedo escucharte mejor... -Nos sentamos en unas banquitas. 

—¿Por qué llevas una cámara contigo? -La señalé. 

— Amo tomar fotos a todo lo hermoso que veo. -Sonrió- La fotografía es algo que también me ha inspirado mucho a escribir.

—Seguro has fotografiado muchas cosas.

—Bastantes... con todo lo que he vivido hay mucho que fotografiar. -Suspiró.- ¿Quieres ir a tomar algo? Me estoy quedando sordo con los fuegos artificiales.

Balbuceé un poco. 

— Ven, vamos –Me tomo de nuevo de la mano y me llevó a una tienda de malteadas que estaba al cruzar la calle.- ¿De que la pedirás?

De nuevo balbuceé.

—Deme dos de fresa –Le dijo a la camarera.

—Enseguida. 

—¿Qué cosas te gustan hacer? -Esta vez dirigiéndose a mi. 

Tu: ¿Cosas? –Dije en voz baja-

—Pues... me gusta leer y cocinar.

—¿Enserio?

—Genial. Si hay algo que amo en la vida es, leer y comer. Deberías preparar algo para mi algún día.

Lo mire confundida. ¿Ya me tenía tanta confianza? ¿O cómo? 

Rió. —Es broma... Pero lo que si deberías hacer, es leer lo que escribo.

Sonreí. Nos trajeron nuestras malteadas y empezamos a tomarlas. 

—Sabe muy rica ¿No crees? Y es de fresas –rió- Me recuerda a lo del pastel.

Me sonrojé, no quería ni recordarlo. 

—Nunca me había pasado algo como eso.

—Lo siento... -Dije avergonzada. 

—Ya te había dicho que fue muy gracioso. -Me miró seriamente a los ojos. -Realmente... nunca había conocido a alguien como tú.

Sus ojos me miraron profundamente, eran de un hermoso color café que me hipnotizaba de una increíble manera. ¿Qué me estaba queriendo decir? ¿Qué nunca había conocido a alguien tan torpe y rara como yo?

De pronto miró hacia la ventana, se sobre saltó y tomo nuestras cosas. Estaba lloviendo. 

—Tenemos que irnos. -Salimos apresurados.- Si no nos vamos pronto esto empeorara y no traje conmigo una sombrilla.

Como en todo un cuento de princesa, Logan se quitó el saco y me cubrió de la lluvia con él a medida que caminábamos. Él se estaba mojando completamente, pero parecía no importarle, parecía que solo le importaba protegerme a mí de la lluvia.

Llegamos al edificio, ambos estábamos empapados pero al menos yo por dentro me sentía alagada por que el hizo el intento por que yo no me mojara.

—Lo siento, por mi culpa atraparas un resfriado.

—No te preocupes. 

Ya en el elevador de nuevo lo mire, esta vez mojado, pero seguía igual de perfecto. Mi corazón estaba latiendo fuerte, muy fuerte... ¿Por qué? Seguro es el frió que me causo la lluvia, pensé.

—¿Estas bien?

Lo miré. 

—Estas temblando.

No dije nada y sin que yo se lo pidiera el pasó su brazo por detrás de mi espalda para poder pegarme a su cuerpo y que yo dejara de temblar. Mi corazón casi se salía... ya no tenía frío pero seguía temblando ¿Por qué?

Logan me miró, yo lo miré... Era la misma hermosa mirada que vi momentos antes en la tienda de malteadas. Nuestras miradas juntas hacían latir aún más mi corazón... sentía que iba a estallar en cualquier momento; Él se acercó hacía mi... podía sentir su respiración, ¿Qué estaba pensando en hacerme?

Departamento #403. || EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora