Capitulo 6

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Con un caminar lento paso por el pasillo para luego bajar por las escaleras, donde conducían a los cuartos de los empleados. Después de tener lo necesario para el niñato vuelvo con el.

Entre a la habitación dando un pequeño golpe a la puerta al cerrarla, me acerco a la cama donde se encontraba el "pequeño niño"

Mauro:-n~no hagas lo que piensas hacer- susurro tratando que cambiara de opción, solo lo ignore y me tome el tiempo necesario para grabar en mi mente hasta los últimos y pequeños detalles de cómo se encontraba el mocoso que me dio el mundo a revés.

Poco después me acerque a sus labios, esos labios tan "delicados", tan "puros", son perfectos. Al tener contacto nuestros labios, se sintió que estaba en el mismísimo cielo. El beso empezó a intensificarse, el beso que era calmado y lento pasó a ser un beso apasionado, posesivo y húmedo. Sus intentos de de poder apartarme y deshacer esa unión de nuestros labios.

Mauro:-Espera...- logro decir al mover su rostro a la derecha generando que se liberara de mis labios pero no por mucho tiempo.

Eduardo:-No puedo esperar. Justo aquí y ahora te deseo- bajo mis besos a su cuello, dejando pequeñas mordidas y chupones en el. Sentía como forcejeaba para liberarse del nudo, esto me hacia estar aun mas excitado.

Narra Mauro

Mis muñecas me duelen, el maldito cinturón me estaba haciendo que sintiera un pequeño ardor en ellas.

Mauro:-Por favor para me lastimas- digo entre jadeos de dolor, pero de un instante siento que la mano de mi profesor baja por mi pecho, pasando por mi abdomen hasta llegar a mi pelvis y comienza a masajear esa zona causando que de un suspiro liberara todo mi oxigeno de mis pulmones contenían.

Eduardo:-Veo que lo disfrutas mocoso, ahora deja de quejarte y cállate, solo tus gemidos se podrán oír en esta habitación- dice un poco molesto, hice lo que mando me quede callado, ya no me quejaba pero tampoco dejaba que ningún jadeo o gemido se escapara de mi boca. Cerré mis ojos con la tristeza guardada, el seguía tocándome con sus grandes, fuertes y frías manos.

Una de sus manos estaba en mi pezón izquierdo al cual acariciaba y apretaba con sus dedos, la otra mano seguía en mi parte baja acariciando mis testículos y pene. De pronto sentí un cosquilleo entre mi abdomen y al principio de mi masculinidad sabia que me iba a venir, sin avisar contuve mi gemido y eyacule en la mano de mi profesor.

Eduardo:-Veo que te gusta pequeño travieso- dice burlándose de mi, yo solo me quede en silencio aun intentando ahogar mis gemidos que me generaba, no quiero rebajarme demostrando lo que estaba disfrutando.

Eduardo:-Vamos Mauro se que quieres liberar esos gemidos que mantienes dentro, solo hazlo niño, gime para mi- se vuelve a burlar sin dejar de tocar mis pezones y ahora mi miembro que se había puesto duro nuevamente, no podía hacer nada si lo que decía era verdad. Eduardo era un experto, con solo sus manos me hizo sentir una eyaculación que jamás había sentido, era mejor que cualquier chica que me había acostado, pero no YO NO SOY GAY!!... no me tiene que estar gustando esto!!

Mauro:-Ba-Basta No, no me gusta- dije sin soltar ningún gemido pero estaba tan avergonzado de escucharme tan pasivamente.

Eduardo:-Tu pequeña boca y tu mente dice una cosa pero te cuerpo me cuenta otra historia lindo- susurra en mi oído. Con solo escucharlo me había estremecido, no podía mas mi miembro dolía, quiero venirme. Eduardo lo sabia por que me sonrío y aumento sus movimientos pero cuando estaba por llegar a mi deseado orgasmo el puso su dedo en la punta y no permitía liberar mi éxtasis.

Mi Maestro y Mi AmanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora