parte 4/? Miedos

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Miedos, dudas, incertidumbre y cambios.

Esto surge por una charla que tuve anoche con una amiga, en la cual hablamos (muy poco) sobre los miedos. Ella me contaba que tenía miedo de crecer, de cambiar, de hacer amigos nuevos, que le aterra la idea de perder el tiempo haciendo cosas que no me gustan, la paraliza no saber si le gusta lo que eligió estudiar.
Me causo gracia saber que yo tengo los mismos miedos, o al menos muy parecidos, pero con una diferencia. Y para explicar ésta diferencia, voy a decir que percibo el miedo de dos formas distintas, y explicar cada una.

Según yo, el miedo es siempre igual para todos, lo que cambia es nuestra manera de actuar ante él.

Hay gente que se paraliza del miedo, y lo primero que busca al encontrarse en una situación extraña es volver lo más rápido posible a su zona de confort, con su entorno, sus medios y los lugares y situaciones  con las que está familiarizado, intentando dejar todo como estaba para no romper nada, y reprimiendo sus deseos por evadir al fracaso. Son adictos a tener el control de lo que les pasa, a tener todo planeado, a organizar cada detalle, a medir cada sentimiento y registrar cada lágrima y sonrisa.
Imaginen a una planta con miedo, por ejemplo, a una planta de nueces, una planta con temor a crecer por miedo a que la corten para hacer un mueble, o con temor a que sus frutos salgan por si su peso quiebra sus ramas, que evite al otoño por miedo a perder su abrigo. Suena absurdo, ¿No?
Creo que la gente con miedo paralizante es igual, no permiten que la vida siga su curso por miedo al cambio.


Hay otra gente, a la que el miedo la hace actuar, le da determinación y confianza. Esa gente sabe que si no consumís la energía que el miedo te genera, el miedo te consume a vos, y que esa energía hay que usarla para expandir límites y conocer nuevas posibilidades, aún conociendo el riesgo de lo que tienen por delante y sabiendo que algún que otro rasguño se van a llevar.
¿Te acordas cuando anduviste en bici por primera vez sin ayuda y te pelaste la rodilla? ¿O esa vez que nadaste sin saber y tragaste un litro de agua? ¿Cuando aprendiste a manejar, y más de una vez se te apagó el auto intentando arrancar?
Y sin embargo hoy probablemente sepas andar en bicicleta sin manos, o nadar varios estilos, o manejes como cualquier otra persona. Ese es el fin de superar el miedo y usar la energía que te brinda, no dejarlo ganar y saber que sos mejor que eso.
Sacudirte el polvo, escupir agua, arrancar el auto de vuelta y volver a intentar. Por algo, todas las primaveras florecen los árboles, y no es sino gracias al otoño que los desnudó; por algo las gotas de lluvia tocan el suelo, y no es sino por el sol que las elevó al evaporarlas; por algo un hueso quebrado se suelda más fuerte que antes. Porque para empezar un ciclo, hay que estar dispuesto a cerrar el anterior, y para crecer hay que cambiar, y el cambio es dolor al igual que satisfacción.

Lo positivo de todo esto, es que no hay una manera de hacer las cosas bien, todo depende de tus aspiraciones de vida y de lo que quieras llegar a ser. Cambiar no es imposible, de hecho lo recomiendo, y tengo que decir que creo que el cambio empieza desde adentro, siempre desde adentro, cambiando la forma en la cual vemos al exterior y a nosotros mismos, para poder tirarnos al abismo cuando estemos a punto de desplegar las alas. Y volar por el miedo a caer, y sentir el vértigo de lo alto que llegamos, para sentirnos incómodos cuando estemos quietos y en el suelo.

Lo malo es que el cambio se da en situaciones extremas, en donde es necesario modificar la conducta para salir de nuestra situación, similar a la sensación de ser ahogado, hay que luchar con todas nuestras fuerzas para no morir, para respirar, para crecer, y, una vez que volvimos a cargar nuestro ser de oxígeno y energía, recordar la sensación de ahogo para no volver a caer en la misma trampa una y otra vez.

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⏰ Última actualización: Jan 22, 2019 ⏰

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