Cambios

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Me había saltado dos comidas, pensé que resistiría, pero mi estómago empezó a rugir a media noche horriblemente, se notaba que no era mi cuerpo acostumbrado.

Demonios, cállate – trataba de silenciar los rugidos de mi estómago, pero era inútil. Cansada decidí salir por comida.

Abrí la puerta con cuidado, tratando de no hacer ruido y caminé con sigilo para no ser escuchada por nadie. Se podía escuchar un inmenso silencio, tanto que daba miedo. Normalmente estoy acostumbrada al ruido de noche por los pueblerinos ruidosos y borrachos, pero aquí había mucho silencio.

Los pasillos eran inmensos y hermosos por el día, pero de noche se sentía una presencia incomoda, aun así, decidí seguir.

Llegué hasta las escaleras principales, estaba muy cerca, pero tuve que esconderme deprisa ya que había un guardia nocturno rondando el lugar. En cuanto desapareció corrí con velocidad hacia el comedor donde la única luz que había era la chimenea encendida. Me acerque un poco a la chimenea para obtener calor y después camine hacia la cocina.

Abrí lentamente la puerta de la cocina, era bastante grande y estaba completamente obscura así que me costó trabajo encontrar una fuente de luz para alumbrar. Tome una linterna de aceite y la encendí. Pude observar que aún había gran variedad de comida así que decidí cocinar una rica sopa de verduras.

No se escuchaban pasos ni nada, pude cocinar tranquilamente. Hice bastante ya que mi apetito era enorme así que empecé a disfrutar de ella. Me comí casi toda la sopa, pero seguía olvidando que ese no era mi cuerpo así que me llené rápidamente. Era una sopa deliciosa así que decidí guárdala para comerla al día siguiente.

Regrese a mi habitación sin ningún problema y no tarde en caer rendida en mi cama.

A la mañana siguiente Dafne ya estaba esperándome al pie de mi cama para vestirme. Está vez me consiguió algo mejor para vestir. Era un vestido delgado, sin tantos adornos y era de un azul obscuro así que eso me gustaba.

Cuando baje al desayuno solo estaba mi padre y hermano, no estaban los visitantes del día de ayer. Me senté con tranquilidad y comencé a desayunar con normalidad, me sentía más cómoda que ayer.

Ayer desapareciste sin aviso y volviste a evadir tus responsabilidades – decía el rey tratando de llamar mi atención.

Quería estar sola – trataba de justificarme.

Tú siempre quieres estar sola – decía Henry riendo cínicamente.

Se acabaron tus caprichos Alicia, así que hoy Dafne se encargara de vigilar qué haces tus deberes. Si te los vuelves a saltar tendré un castigo enorme para ti

Está bien – decía resignada.

Tienes varios de los cuales escoger. Puedes empezar con el deber de escuchar sobre lo que hace una reina, modales o la historia del reino – todo sonaba tan aburrido, eran como ir a una escuela. Nunca tuve el privilegio de ir a una, me encantaría saber sobre el mundo, no sobre el reino y como debo comportarme – puedes pensarlo y al final del desayuno me dirás tu decisión – después de eso miro a Henry – en cuanto a ti hijo, conseguí un buen maestro para que te enseñe a montar a caballo. Me dijiste que querías aprender sobre ellos así que no tarde en conseguirlo

Claro padre, gracias por la oportunidad – decía Henry entusiasmado. Sus actividades eran más entretenidas que las mías.

¿Por qué yo no puedo hacer eso? – sus miradas se posaron en mí.

Tu odias los caballos – decía Henry confundido – odias a todos los animales, dices que son sucios.

Quisiera aprender a montar a caballo

Mi segunda vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora