"Séptimo elemento" | Pjm† + Myg†

»Dos«

Jimin había bajado hacia el sótano de la academia, un par de chicas lo habían guiado hasta ahí sin embargo se fueron en el momento que Jimin comenzó a bajar las escaleras. El lugar era algo oscuro debido a que solo uno de cinco focos que estaban colgados en el techo funcionaba. Vio muchos estantes con libros bastantes empolvados, también logro divisar una pequeña mesa con una computadora algo vieja.

 Una vez terminó de bajar las escaleras se acercó a uno de los estantes y tomó un libro rojo oscuro de ahí sorprendiéndose que este  mantenía una limpieza envidiable a comparación de los demás libros sucios y empolvados. Decidió llevárselo y ver qué contenía para entretenerse después, Jimin continuo recorriendo los cortos pasillos rodeados de estantes hasta que se detuvo de golpe al ver a un chico revisando un libro color negro y que de igual forma no se veía cubierto de polvo por ningún lado, el libro llevaba dibujado un extraño símbolo de trazos dorados que resaltaban en todo el color negro al igual que el suyo tan solo los diferenciaba el color del trazo ya que en su libro era de color negro. Justo cuando el rubio estuvo a punto de voltearse al lado contrario del pasillo, el chico parado al frente de él lo atrapó con su mirada y lo escaneó de pies a cabeza para terminar con una sonrisa de lado. Esos momentos de escaneo por parte del contrario fueron aprovechados por Jimin para fijarse en los detalles del rostro del chico que estaba unos pasos adelante suyo.

Jimin sintió algo de familiaridad con el hermoso rostro que observaba, le parecía conocido, como si lo hubiese visto en algún lugar hace mucho tiempo. El rubio no evitó ladear su cabeza tratando de recordar de dónde le parecía tan conocido este chico, sin embargo justo cuando se proponía analizar más a fondo su rostro, el pelinegro se volteó y continuó revisando el libro que llevaba en sus manos.

Jimin, utilizando casi toda su fuerza de voluntad, avanzó hacia el siguiente pasillo encontrando al fin sus maletas, sonrió en grande y cuando estuvo apunto de tomarlas sintió una respiración en su cuello que lo hizo estremecer por completo para luego quedarse inmóvil haciendo que suelte el libro rojo que llevaba en su mano. 

El rubio entró en pánico cuando sintió un brazo rodearlo y apegarlo hacia el cuerpo que estaba detrás de el, bajo su mirada notando la pálida y venosa mano que acariciaba con cierta delicadeza su estomago haciéndolo pasar saliva y tensándolo aún mas. Jimin no comprendía por qué no podía moverse, su mente estaba pensando en empujar a quien sea que lo este tocando y salir corriendo de ahí pero su cuerpo simplemente no reaccionaba.

Sintió su respiración acelerarse y al no tener escapatoria cerró sus ojos con fuerza esperando lo peor, hasta su voz se negaba a salir. Todo empeoró cuando sintió como una mano tiró de su camiseta levemente lo cual provocó que parte de su hombro quedara al descubierto, en ese momento de vulnerabilidad pudo percibir unos labios posándose en la curvatura de entre su cuello y hombro, el toque quemó tan similar al fuego así que no pudo evitar soltar un jadeo de dolor a la vez que su cuerpo se debilitaba tanto hasta que quedó inconsciente en los brazos de la persona de quien ni siquiera había visto su rostro. 

❝❞

—Sígueme, conozco un lugar en donde podemos estar un rato...solos. 

—Dae~ ¿Estás seguro? Digo... Yo... Hmm, pueden descubrirnos y lo sabes.

— Ya esperamos demasiado, lindo. Tú solo sígueme. — Sentí su suave mano acunar mi mejilla y mirarme a los ojos y sonriéndome solo como él sabe hacerlo... Lo seguí.... Lo seguí porque ya no podía seguir esperando, todo se estaba volviendo una tortura. 

Éramos solo él y yo en ese cuarto con nuestros cuerpos tan cerca y nuestros labios a escasos centímetros de juntarse ansiosos por ese primer toque que tanto deseábamos. No pude contenerme, ya no pude esperar, no lo pude evitar, junte mis labios con los suyos sintiéndolos tan suaves y cálidos a  la vez, sintiendo un corto circuito en mi interior. Y solo dejé de ser yo.